martes, 17 de marzo de 2015

"EE.UU. CONSERVO GUANTANAMO...Y SALVO AL MUNDO" POR EMILIO ICHIKAWA EN SU PORTAL ei

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EEUU conservó Guantánamo… y salvó al mundo

Enviado por  en marzo 17, 2015 – 0:07 am
Emilio Ichikawa
Los personajes de la serie The Last Ship salen muy pocas veces de a bordo del “USS Nathan James”. Parte de la tripulación baja en una ocasión en el Ártico, luego en Guantánamo, en Costa Rica y en Baltimore… donde se abren las puertas a la segunda temporada.
Durante el descenso en los hielos un equipo de marines tiene un enfrentamiento con los rusos, que con renovada insistencia vuelven a ser los malos.
No es que el imperialismo ruso sea peor que el terrorismo islámico, pero ya los guionistas de cine y TV entendieron que el prejuicio acumulado contra los rojos en la era antisoviética tuvo un más serio fundamento que la superficial propaganda anti-árabe; por demás casi imposible de hacer cuajar bajo la censura de lo políticamente correcto.
Estéticamente al mal se le debe trabajar con rasgos absolutos. La representación efectiva del mal exige que se le escamoteen los matices. Eso de terroristas árabes con tradición científica, valor militar y poesía no contribuye a redondear el estereotipo.
Sin embargo, lo que la prensa protestaría con enfado, la encarnación de la maldad en un personaje de ficción con rasgos árabes, ya no le incomodaría tanto si se incorpora en un comisario soviético o un mafioso de la nueva Rusia. Así que la neo-demonización del ruso en los medios Occidentales se debe, entre otras causas ideológicamente más prosaicas, a una elección en términos de libertad creativa.
No obstante The Last Ship tiene la decencia de establecer que los crueles enemigos rusos no son necesariamente inquilinos del Kremlin, sino revoltosos que han tomado el poder aprovechándose del caos. Aunque siguen siendo rusos: hablan ruso, tienen cara de rusos, torturan a lo ruso, visten uniformes rusos y beben vodka. Ruso.
El “USS Nathan James” se enfrenta a los malos porque con la ayuda de la Dr. Scott debe conseguir la cura para la epidemia que está destruyendo la humanidad. A pesar de la disposición de la tripulación y el liderazgo del Cap. Tom, la misión está a punto de fracasar por falta de combustible, medicinas y alimentos.
Por suerte, y a pesar de las tendencias políticas del pasado, los norteamericanos no entregaron la base de Guantánamo a los Castro y un crew del “USS Nathan James” puede encontrar lo necesario en la instalación situada en el oriente de Cuba. Donde aún hay unos terroristas viviendo salvajemente, jíbaros, huyendo de la enfermedad general.
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