sábado, 30 de agosto de 2008

PAQUITO D' RIVERA SE ALZA OTRA VEZ.. UNA VEZ MAS.

Paquito D' Rivera

Danny Rivera

PAQUITO D'RIVERA: Sangre, sudor y lágrimas

Manhattan -- ''Yo soy un trabajador / Y mi trabajo es cantar / Cantando me gano el pan / Con más o menos sudor''. A mí siempre me gustó esa canción y (casi) cualquier cosa que cantaba Danny Rivera, quien probablemente jamás se enteró de que a los comunistas nunca les hizo mucha gracia esa letra pues, para ellos, el arte no es considerado trabajo.
Tanto es así, que la única vez que hablé brevemente con el Che Guevara y le dije que era músico, enseguida me preguntó que, además de la musiquita, en qué trabajaba. Para mí el Che fue también una inspiración, pues desde aquel día comencé a elucubrar la forma de huir de aquella isla a como diera lugar.

Hoy, siempre que escucho la voz de Danny me viene a la mente la primera vez que nos encontramos en (lo que iba quedando de) La Habana de fines de los años 60. En aquella época, los cubanos teníamos muy poca oportunidad de relacionarnos con gente del exterior.
La escena nacional estaba compuesta más o menos por el circo soviético, algún cantautor ''protesta'' del Paraguay, el ballet de Uzbekistán y un par de grupos de música andina con vicuña y todo. De modo que entre balalaikas siberianas y zampoñas del Machu Pichu, nuestro horizonte sonoro era más aburrido que un discurso de Mao Tse-tung.
Por esa razón, el trabajo con los extraordinarios artistas portorriqueños que vinieron con Danny Rivera, Lucecita Benítez, Alberto Carrión y el director musical Pedrito Rivera Toledo fue para nosotros como una especie de idilio político-religioso con matices nutricionales: ellos cantándole su amor a la revolución del comediante en jefe, y nosotros rogándole a Changó que no se fueran los boricuas pa' poder seguir comiendo bueno en los hoteles turísticos de la isla, vedados para los nativos no autorizados.
Cuando aquello salir de Cuba era aún más difícil que hoy, y la comida la teníamos siempre en el pico del aura, ya que lo que nos daban para la casa por la exigua libreta de racionamiento hubiera matado de hambre a un gorrión.

¿Es a eso a lo que aspiran ustedes para Puerto Rico? ¡No me hagas reír, Danny! Y si no sabes (o no quieres saber) lo que es la libreta de racionamiento, espera no más. Cuando triunfe el comunismo en tu tierra, cómo demonios te vas a llenar esa pancita marxisto-burguesa que has echao últimamente con tres huevos a la semana, dos alcapurrias de picadillo de soya y un cuarto de libra de habichuelas al mes.

Aún me acuerdo cuando a principios de los 80, Brenda y yo te recibimos con júbilo en nuestro apartamento de la 43 y 9na. Avenida, en Manhattan. Hasta hay una foto muy linda de ese encuentro en mi libro Mi vida saxual. ''¡Ay, Paquito, aquello no es lo que yo creía!'', me dijiste con amargura en esa ocasión.
Yo preferí evadir el tema, pero nunca entendí por qué no le dijiste eso mismo al periodista Agustín Tamargo, cuando en 1994 los exiliados cubanos, acordándose de tus pasados elogios al barbudo, te sabotearon la presentación en Miami. En aquel momento hasta te defendí, pero ahora entiendo cuánta razón tenían los exiliados. ''La cabra siempre tira al monte'', decía mi abuela, y hoy de nuevo estás ligado a una causa perdida de antemano: salir en defensa de 5 espías que trabajaban para la dictadura más antigua (y ridícula) del planeta. La misma dictadura que mantuvo secuestrados a mi hijo y su madre por casi una década y tú no dijiste ni pío.

Ya veo que en el concierto de solidaridad con ''The Cuban 5'' --que es como llaman a esta banda de facinerosos-- has involucrado a Victor Victor, a Danny Glover y a dos hijos de Chucho Valdés. El dominicano y tu tocayo gringo ya sabemos de la pata que cojean (¡la zurda!), pero me costaba creer que los Valdés hubieran heredado la musicalidad del abuelo junto con los errores del padre, pero afortunadamente --y según ellos mismos-- han cancelado su participación en la bufonada del día 13 de septiembre en Hostos Community College.
Lo mismo con Dave Valentín, quien me extrañaba fuera a poner en peligro su vieja relación con tantos cubanos exiliados por ponerse del lado de unos delincuentes que no dan más que pérdidas.

La verdad es que, desde que Guillermo Alvarez Guedes produjera tu primer disco, has estado siempre ligado a los cubanos, así que si de veras deseas unirte a la causa de los prisioneros políticos, ¿por qué mejor no te solidarizas con los 75 periodistas independientes condenados en Cuba a larguísimas e injustificadas penas por ''propaganda enemiga''; protestas contra las golpizas a Marta Beatriz Roque por su militancia en una organización de derechos humanos; protestas por la desproporcionada condena al médico negro Oscar Elías Biscet (por disentir públicamente) o el reciente encarcelamiento del rockero Gorki Aguila, acusado de ''peligrosidad predelictiva''? (¡Qué clase de disparate!) Encarcelados sólo por protestar, Danny. Lo mismo que han hecho tú, Victor Victor y demás ''turistas de revoluciones ajenas'' toda la vida: protestar. Pero ellos desde una diminuta celda, oscura y apestosa, en lugar del mullido asiento de una limusina o desde el escenario del Carnegie Hall o Bellas Artes.

Yo entiendo que es duro renunciar a tus vacaciones gratis en Varadero y darles la espalda a la horda de marxistas de cafetín que han engrosado tu cuenta bancaria (no exactamente en pesos cubanos) durante tantos años, pero te queda la opción de callarte la boca. ''Calla, si lo que tienes que decir no es mejor que el silencio'', decían los antiguos árabes. Canta, Danny, que tu trabajo es cantar, y ganarte el pan con más o menos sudor. Pero al menos respeta el sudor, las lágrimas y la sangre de los que sufren bajo la bota de quienes, inconsciente e inexplicablemente, tú aún insistes en defender desde lejos.

Músico cubano.

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