Los muertos de su felicidad
La reciente presentación del músico Pablo Milanés a Miami, y sobre todo, el preámbulo polémico de su visita, se convirtió en ocasión para que todo el espectro político del exilio cubano porfiara por lucirse, avivando sus colores políticos y afinando posturas que algunos jamás siquiera soñaron con adoptar. Pero así de rara es la vida, compay.
Mientras unos, los más tradicionalistas, enarbolaban otra vez sus combativas banderas y alistaban sus aplanadoras para hacer añicos los discos de Milanés, y luego organizar una marcha de protesta, fueron los llamados “liberales” quienes se enfrascaron en un verdadero certamen de tolerancia, pugnando entre sí para mostrarse más generosos con el controvertido visitante.
Así, un articulista defendió el derecho de los manifestantes a protestar, aunque afirmó por otro lado el derecho de Milanés a meter su descarga en el coliseo del downtown. No contento con dejarse superar en espíritu fraterno, otro opinador dijo que no sólo se conformaba con saber que Milanés cantaría en Miami, sino que pagaría un boleto para ir a escucharlo, aunque confesó no ser amigo de los conciertos.
Desesperado al ver la audacia con que ya se movían otros liberales antes que él, un tercer articulista se apuró a dar la bienvenida a Milanés en un artículo donde elogió las presuntas posturas “críticas” del cantante y en el que casi le ofreció las llaves de la ciudad. Y por último, después de terminado el concierto, otro connotado columnista liberal, un marxista pasado por agua, ofreció a Milanés sus brazos abiertos, para abrazarlo.
¿Adónde vamos a parar con tanta estupidez? Milanés tiene tanto derecho a cantar en Miami como cualquiera de nosotros tiene para trabajar en Suiza o en Turquía. Para empezar, tiene que pedir una visa para entrar a este país, de modo que cualquier derecho suyo estaría condicionado por muchas leyes. Que una administración débil y casi siempre aquiescente con los enemigos de Estados Unidos le haya dado permiso para venir aquí no significa que Milanés pueda actuar aquí cuando le plazca.
Otros dan por sentado que Milanés se ha pasado a la disidencia simplemente porque le dijo a una reportera que ya no era “fidelista”, precisamente en momentos en que Fidel ni pincha ni corta en Cuba, reducido al papel de viejo cagalitroso. Más sorprendente hubiese sido que Milanés hubiera declarado que tampoco era “raulista”, pero eso hubiera equivalido a cortarse el agua y la luz en un paisito adonde quiere volver a toda costa.
También aseguran otros, muy crédulos, que Milanés rehusó firmar una carta apoyando los arrestos de la Primavera Negra y el fusilamiento de tres jóvenes negros hace algunos años, aunque la pura verdad es que nadie ha visto todavía a carta en que condena ambas cosas. ¿Desde cuándo la ausencia de un nombre al pie de una carta equivale a un renunciamiento? En Cuba, es sabido, a nadie se le pide su permiso para hacerle firmante de ciertas cartas.
Lo que ocurre es que, al parecer, a mucha gente en Miami el régimen castrista no le debe nada, o si le debe, esa gente ha decidido convenientemente olvidar esas deudas. Hay, sin embargo, quienes no podemos olvidar ni oprobios, ni ataques, ni humillaciones, ni golpes ni muchos menos años de cárcel. Y esos somos quienes llevamos sobre nosotros el peso de recordarles a estos tolerantes quién es Pablo Milanés, qué derechos tiene esa sabandija y qué se merece por apapipio, chivatón y bufón de la dictadura cubana.
Lo cierto es que, si tuviera un ápice de vergüenza, Milanés no hubiera aprovechado la visa que le regaló la administración Obama para venir a Miami, un lugar donde viven tantos con los que la gentecita como él tiene grandes deudas. Porque -parafraseando a otro bufón de la dictadura- aquí viven muchos(demasiados) muertos de su felicidad.
EXCELENTE, QUE SE LLEVE SU MUSICA AL MISMISIMO INFIERNO. QUE LE CANTE SU MENTOR Y A SU HERMANA, LA CHINA AHORA CON LA BATUTA EN MANO. DESCARADOS E HP.
ResponderEliminarUn detalle, Pablo Milanes no necesita visa para entrar en USA, tiene pasaporte de la comunidad eurpea (español) informense mejor
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