viernes, 22 de febrero de 2013

LA VULCATA MIAMENSE RECIBE A YOANI CON BOMBOS Y PLATILLOS, PERO A ALEXANDERS SOLZHENTISIN LE VIRO LAS ESPALDAS PORQUE LE DIJO MUCHAS VERDADES A HARVARD



SOLZHENITSIN: Con el uniforme del ejército Rojo,
reclutado para ir a la guerra (2da.)
Los Campos de Concentración de KOLYMA.
En la Siberia, donde millones de prisioneros
fueron exterminados. En dichos Campos
de Exterminio habían crematorios y cámaras 
de gases tóxicos.

SOLZHENITSIN: abandona su patria Rusia.
SOLZHENITSIN:
SACUDIO LA CONCIENCIA OCCIDENTAL
EN HARVARD A SU LLEGADA A EE.UU. (1970s).
Por Manuel Prieres

Primero en el frente de batalla; más tarde en las profundidades de las estepas siberianas; posteriormente en el Moscú de la postguerra; fuera de la URRS -en los Estados Unidos- enfrentado a la vulgata de Harvard al ser invitado a hablar y donde la esposa del presidente Jimmy Carter presente ahí le espetó que era un irrespetuoso por cuestionar a la academia estadounidense por su “apologismo a la URRS”; para por ultimo embarcarse en un proyecto ciclópeo de escribir la “Rueda Roja" de cuatro mil páginas en cuatro tomos –tres de relato y uno de documentación- donde hubo de emplear cerca de veinte años para concluir tan monumental testimonio de lo que realmente fue la conspiración bolchevique para llevar a cabo la instauración, a modo de golpe, la sovietización.

¿Quién es este hombre de ensortijada barba antrecana, con manos de campesino y mirada inteligente? Acaso ¿Un ruso? ¿Un físico-matemático? ¿Un capitán oficial de Unidad de Artillería? ¿Un prisionero de la Lubianka (KGB)? ¿El reo con el número SC-232 en Gulag? ¿Un Premio Nobel? ¿Un solitario exiliado residente en la localidad de Vermont (USA)?

Efectivamente: todo esto es Solzhenitsin, pero,además, por sobre todas las cosas, un escritor comprometido.

Alexsander Isaevich Solzhenitsin nace en Kislavodsk en 1918 (un año después de la “Revolución de Octubre”). Asiste a la facultad de física y matemáticas en Moscú. También se entregará de lleno al estudio de literatura e historia como algo suplementario. Y poco antes de comenzar la Segunda Conflagración Mundial, logrará graduarse en la especialidad escogida.
Comienza la guerra, y Solzhenitsin es reclutado por el ejército soviético y enviado al frente. Primero, en el Cuerpo de Transporte; más tarde, en calidad de oficial de una unidad de artillería con el grado de capitán. Y será protagonista en la batalla de Stalingrado, así como también en el sin precedente encuentro alemán-ruso en el Arco Orel-Kursk. Posteriormente, atravesará Bielorrusia y Polonia y se dispondrá para la inminente marcha sobre Berlín.

Pero es, entonces, en 1945, durante la furiosa batalla que se libra en las inmediaciones de Koenigsberg (Prusia Oriental) que Solzhenitsin será reclamado urgentemente a la comandancia. Ya en presencia del general de artillería, se le despojará de su pistola de reglamento, de sus condecoraciones, de sus insignias y grados militares, y entregado a la custodia de dos ceñudos miembros de la KGB. ¿La razón? … hacer llegar a personas de la retaguardia cartas en las cuales se criticaba al “padrecito Stalin” por su forma de conducir la guerra.

Solzhenitsin será trasladado a la Lubianka de la KGB en Moscú. Tiempo después condenado –sin proceso previo- a ocho años de prisión en la Siberia y al destierro perpetuo.

Será así como este fogoso y espontáneo “crítico y eterno disidente” que comanzará a dar sus primeros pasos hacia lo que lo llevará muchos … muchos años después, ¡casi una vida!, a ser la “opinion y conciencia de su nación”…”el continuador del realismo ruso”.

En 1948 ya Solzhenitsin es uno más en la Siberia. Los últimos años de internamiento los pasa en las Minas de Kazakhstan septentrional. Las vivencias en aquel lugar darán argumento a su primera obra: “Un días en la vida de Iván Denisovich”. Más tarde, escribirá el drama “El Ciervo y la Ramera en el campo de concentración”.Le seguirá un drama en versos: “El Banquete de los Vencedores”. Así­ como “Los Cuentos Mínimos”. También esta experiencia le servirá para ir dando forma a “El Primer Círculo”.

En 1953 el cáncer se ceba en Solzhenitsin, casi muere; sin embargo, esta dolorosa y terrible enfermedad influirá en el convaleciente Solzhenitsin para la discutida novela: “El Pabellón de Cáncer”.

Será en su destierro, en 1956, en el pueblo de Kokteren, donde le invadirá nuevamente ese inquieto espíritu creativo suyo, y , a pesar de las matemáticas que enseña, dará vida a “La Casa de Matriona”.

También, a todas estas, le irá dando formas a una obra literaria cuya idea general la concibió en 1936 al terminar los estudios de escuela media en Moscú: “Agosto 1914”. Esta obra nunca sera publicada en la URRS (pero sí en Occidente), ya que los “sesudos” de la Unión de Escritores Soviéticos pusieron al autor una condición para su publicación (según él inaceptable) que consistía en lo siguiente: pero citemos las propias palabras del autor: “el único motivo de su interdicción haya sido el indispensable requisito oficial de escribir “DIOS” en minúscula. No podía yo plegarme a semejante humillación. La orden de poner “DIOS” con minuscula constituye una ruin mezquindad ateizante de tres al cuarto…”

En 1957, el nuevo amo del Kremlin es Kruschov. Patrocinando la destalinización en la Unión Soviética; algo como admitir, reconocer y condenar –hasta cierto punto- el crimen histórico perpetrado por el ya desaparecido “padrecito”.

Llegará, pues, entonces, hasta Solzhenitsin y miles como él un destello de luz y esperanza con la rehabilitación y la libertad. Se publicará “Un Día en la Vida de Iván Denisovich”, “La Casa de Matriona",etc. Pero también, casi al unísono, comenzarán los ataques contra el “rehabilitado y libre” Solzhenitsin y contra sus obras. En 1968, se publica en el extranjero “El Primer Círculo” y, en 1970, la Academia Sueca le concede el Premio Nobel de Literatura.

La obra literaria de Alexander Solzhenitsin, plantea un desafío a la burocracia literaria soviética, instrumento de los intereses totalitarios y absolutista del Kremlin, por sobre todas las cosas. Solzhentisin es un intelectual con vasta cultura universal, así como un virtuoso estudioso de la literatura rusa en toda su magnitud y dimensión. Solzhenitsin es un ferviente luchador porque no se produzca en la historia-cultural de su país algo que resulte irreparable con el decursar del tiempo.

Sabido es que Solzhenitsin no pudo salir de su país a recoger el Premio que la Academia Sueca otorga a los Nobels, pues los comunistas de su patria no se lo autorizaron. Sin embargo, el pensamiento del insigne escritor nos llega a todos por medio de un extenso y bello discurso que ¡sí! a pesar de las circunstancias, compareció a tiempo para la entrega de los galardones.

Dice Solzhenitsin en una parte del transcendental discurso escrito: “Mas ¡ay! del país cuya literatura está amenazada por la intervención del poder; no se trata ya de una violación del “derecho a escribir”, sino de la asfixia de una nación, de la destrución de su memoria, la nación deja de estar atenta a sí misma, es desposeída de su unidad espiritual y, a despecho de una lengua supuestamente común, sus ciudadanos cesan bruscamente de comprenderse los unos a los otros…”
A partir de la proyección internacional del ya Premio Nobel de Literatura, comenzará para nuestro personaje una etapa de enfrentamiento abierto contra el régimen comunista soviético. Será detenido en innumerables ocasiones (temporalmente). Necesitará de la hospitalidad de sus amistades para vivir de un sitio a otro, pues la persecución sistemática del régimen se hará insoportable. El cambiar constantemente de vivienda será la estrategia seguida por solzhenitsin para evitar que sus manuscritos caigan en manos de la seguridad del Estado.

Una campaña difamatoria de gran magnitud lo convertirá en el “apestado traidor vendido al extranjero”. Comenzarán nuevamente los anónimos, las amenazas contra su familia. Se llegará a la paradoja de que, a pesar de poseer una magnífica fortuna monetaria en el extranjero debido al Premio Nobel y a los derechos de autor en su país le estará reservada –económicamente hablando- una existencia bastante precaria. Su situación será tan grave en su país, que en Occidente se llegará a temer por su vida.

Así estarán las cosas entre el HOMBRE y el ESTADO ABSOLUTO, cuando se producirá algo transcendental: ¡Un libro! Un libro más de Alexander Solzhenitsin que constituye la respuesta definitiva del “disidente” a la opresión que sojuzga su patria. Un desafío en las propias entrañas del monstruo, una patética y valiente denuncia vivida y sufrida, primero; escrita y resguardada, después; emergiendo –al final, entre polvo y telarañas- con increíble pasión refrescando la memoria a unos, comunicándolo por primera vez a otros: EL ARCHIPIELAGO DE GULAG.

Solzhenitsin será expulsado de su patria en el mes de febrero de 1974. Meses después, entre la angustia y desesperación del ya exiliado caballero ruso, se le unirá en Suiza su esposa e hijos a quienes se les permitirá abandonar la Unión Soviética.

Los osos del comunismo moscovita calcularon que este idealista se fragmentaría en mil pedazos al no poder –en su mística- conciliar con Occidente. Creyeron –en su pragmatismo mezquino, a veces miope- que pronto aparececía a la luz de todos un Solzhenitsin exiliado, contradictorio y frustrado. Sin embargo, cuál no sería su sorpresa al comprobar que este “predestinado superviviente” asimilaría, con dominio y vision, la nueva dimension a que lo FORZARON; pero, ahora, con el suficiente poder y espacio vital con qué continuar su CRUZADA.

Alexander Solzhenitsin simboliza la incansable lucha por la libertad, la dignidad y el respeto humano. Su propia vida –de trayectoria estoica y beligerante- ejemplariza estos altos estadíos. No podríamos decir que el autor de “Gulag” es un demócrata de corte occidental. ¡No! Pero sv­ más libre, religioso, y anticomunista, que muchos demócratas liberales y ultraderechistas.

Cronológicamente hablando podría catalogarse este hombre ruso de uno entre tantos de la generación de la guerra mundial (2da.). Académico –en un principio- defensor del socialismo ético; pero que la “sin razón” estalinista lo llevará irremisiblemente a la posición de disidente en su patria.

El Premio Nobel y su popularidad en el extranjero le salvará la vida más de una vez, convirtiéndose –de esta forma- en un exiliado más del comunismo al final de la jornada.

El nuevo destierro (donde irá a dar, Vermont USA) no lo desvía, y sus labios, su retórica y su sueño, seguirán contribuyendo (día a día) a proclamar a los cuatro vientos esta su irrenunciable verdad: “Perdonadme porque no lo vi todo, no lo recordé todo, no lo intuí todo…”

En un Agosto de canícula del 2008, en su amada patria Rusia, ha muerto a los 89 años uno de los hombres más importantes del siglo XX: Alexander Isaevich Solzhenitsin.

Al conocer de la muerte del Premio Nobel de Literatura en Rusia, el afamado escritor peruano Mario Vargas Llosa ha escrito de él lo siguiente:

"Yo nunca lo conocí en persona, pero estuve cerca de él, en Cavendish, el pueblecito del estado de Vermont, en Estados Unidos, donde vivió de 1976 a 1994, en el exilio. “Vale la pena que vayas allá sólo para que veas cómo lo cuidan los vecinos”, me había dicho mi amigo Daniel Rondeau, uno de los pocos que consiguió cruzar la casita-fortaleza en que vivía encerrado, escribiendo. Fui, en efecto, y pregunté por él a la primera persona que encontré, una señora que abría a paladas un caminito entre la nieve. “No quiero molestar al señor Solzhenitsin”, le dije, “sólo ver su casa de lejos. ¿Me puede indicar dónde está?” Sus indicaciones me llevaron al borde de un abismo. Pregunté a tres o cuatro personas más y todas me engañaron y desviaron de la misma manera. Por fin, un bodeguero me confesó la verdad: “Nadie en la vecindad le mostrará la casa del señor Solzhenitsin. Él no quiere que lo molesten y nosotros en el pueblo nos encargamos de que sea así. Lo mejor que puede usted hacer ahora es irse”. Estoy seguro que todas las banderas de las casas del bello pueblecito nevado de Cavendish flotan hoy día a media asta".

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