domingo, 19 de mayo de 2013

MIAMI y la "Operación Bayamo": Más allá de la profecía de Prieres


MIAMI y la “Operación Bayamo”: Más allá de la profecía de Prieres
Enviado por  en mayo 19, 2013 – 8:18 am
 

Emilio Ichikawa
El documentalista y escritor Manuel Prieres, cubano de origen guantanamero asentado en Miami, profetizó una vez que el gobierno de la isla tenía montada en el sur de Florida una maniobra que él bautizó como “Operación Bayamo”. Prieres tomaba el nombre de la ciudad natal del trovador Pablo Milanés (Bayamo), cuya visita al American Airlines Arena se suele tener (no sé si certeramente o no) como el listón más alto por el que ha sobrevolado en esta ciudad un artista “comprometido” con el régimen/sistema de La Habana.
Habiéndose ido bastante temprano Rolando Laserie y dejando aquella banda sonora en una espontánea guaracha-son en homenaje al Comandante Víctor Bordón (“Qué vivan Menoyo y Raúl… Qué vivan Almeida y Bordón); habiéndose desintegrado el Quinteto Rebelde original, el que puso a bailar a la tropa del Capitán del Ejército Constitucional de la República de Cuba José Quevedo Pérez (luego General de Castro agregado militar en la URSS y más tarde fallecido en Miami tras denunciar fusilamientos “que miré, pero no ejecuté”) en la llamada Batalla del Jigüe; habiendo fallecido Carlos Puebla y Sarah González; faltando por visitar Miami Silvio Rodríguez y la Banda de Música de la Sala Universal de las FAR… no le falta razón a Prieres al elegir simbólicamente para su tesis al “poeta” que equiparó a la Revolución con Dios en la canción “Acto de Fe”: “Creo en ti,/como creo en Dios /que eres tú, que soy yo,/en ti, Revolución.”
Según entendía Prieres la “Operación Bayamo” era el intento castrista de tomar a través de sus “embajadores culturales” (término compartido, con distinta intencionalidad, por
Ileana Ros-Lehtinen y Jorge Bolaños) el control sobre el patrón ideológico de la opinión miamense, que hasta la fecha se habría mantenido como dominantemente anti-castrista. Prieres sospechaba que en Miami se iba a empezar a hablar elogiosamente de la revolución de Castro en los mismos sitios donde se le había criticado… Pero una vez más se subestimaba, simplificándole, la laberíntica imaginación del equipo ideológico del castrismo.


Ya comentamos que el empeño de los líderes del exilio miamense por tener a buen recaudo sus “defectos” era una tarea inútil, pues a la propaganda castrista no le interesa criticar sus faltas sino precisamente lo que ellos consideran sus virtudes. Tomemos por ejemplo el caso de Luis Posada Carriles. Probablemente algún consejero de imagen le dijo: “Oye Bambi, tú eres un duro, nadie duda eso, así que ponte a pintar, escribir poemas y cultivar azucenas para mostrar una parte más sensible que te compense.” Craso error. Porque la propaganda castrista no va a conceder jamás que Posada Carriles sea un bravo guerrero, motivo por el que le ha definido primero como un chantajista, chivato de la CIA-FBI y traicionero, sin valor para participar personalmente en alguna acción armada… Como mismo dicen de Posada Carriles sus amigos y abogados.
De forma parecida, creo que hubo cierto extravío en la profecía de Manuel Prieres: El objetivo último de la “Operación Bayamo” no era llegar a hacer propaganda revolucionaria en los espacios (estaciones de radio, canales de televisión, colegios, universidades, etc.) donde antes se hacía propaganda anti-castrista, sino más bien apoderarse de ese mismo discurso del anti-castrismo. La movida era más sofisticada: mantener la prédica anticastrista en Miami, pero ya no en la voz de exiliados libres y solventes sino en la de disidentes dóciles, sin fuentes personales de recursos, disciplinados y sin prestigio en la opinión cubana de dentro precisamente por tener ventajas sospechosas en un contexto “represivo”. Dudas que no caían sobre el exiliado ni el emigrante que “se fue”. ¿O es que hay que explicar que Jorge Mas Canosa era un rival más peligroso en la lógica del castrismo que Elizardo Sánchez o Héctor Palacios?
Esta es una “operación” aparente sofisticada, pero en el fondo simple. Por supuesto, queda velada para periodistas estandarizados y académicos sin imaginación; pero no para personas sencillas con cierto sentido común. El truco (o la chapucería) de estos disidentes aleccionadores de visita en Miami lo percibió, por ejemplo, Ileana Curra, quien en marzo del 2012 en un evento animado por Carlos Saladrigas en la Iglesia St. John the Apostle en Hialeah señaló como “rara” e inaceptable la actitud del Padre José Conrado quien en un gesto autoritario usurpó la palabra para sancionar a los presentes con el consabido cliché anti-miamense de “Estoy avergonzado de personas como ustedes. Me parece que estoy en Cuba”.
La situación actual del anti-castrismo en Miami es precaria. Solo las personas alienadas de lo Real son capaces de decir que “Yoani nos ha unido”. En la práctica es lo contrario: el paso de Yoani Sánchez (que es algo más que ella misma) por Miami ha sido desastroso. Enconó viejas divisiones y ha creado otras; por ejemplo, a la vieja desavenencia entre Armando Pérez Roura y Oscar Haza la “operación Yoani” ha añadido ahora la más crucial entre Pérez Roura y Ninoska Pérez Castellón; que implica además un distanciamiento entre el Consejo por la Libertad de Cuba (CLC) y Unidad Cubana. Por una cosa u otra, Roberto Martín Pérez, ex preso político y esposo de Pérez Castellón, nunca más ha asistido a la Mesa Redonda de RADIO MAMBI (Miami 7.10 AM) que dirige Armando Pérez Roura.
Los disidentes y artistas “críticos pero racionales”, “anti-autoritarios pero de izquierda”, “anti-fidelistas pero revolucionarios” que residen en la isla y visitan Miami para ejercer la doxa (no siempre el arte y el pensamiento) se han apropiado  del ejercicio del discurso anti-castrista que era patrimonio del exilio en sus dos niveles: el moderado y el radical:
1-Creadores como Pedro Luis Ferrer, Leonardo Padura o Carlos Varela se han enseñoreado de la llamada zona crítica moderada; es decir, de la mezcla de objeciones al gobierno con la aprobación de logros sociales y etc. Eso era un coctel que antes en Miami se consumía en la voz de personalidades locales como Oscar Peña y Marcelino Miyares, pero ahora sucede como con el tabaco: si viene de la isla huele mejor. Luce (realmente) más auténtico, natural y se paga con más gusto.
2-Opositores como Berta Soler y Guillermo Fariñas han confiscado la práctica de una denuncia más radical que, a diferencia de la ensayada por los anteriores, puede llegar a tratar el tema de la “soberanía” como una ilusión y a los “logros sociales” como una farsa. Ante ellos, ¿para qué escuchar a “radicales” residentes en Miami?
Por supuesto que la residencia en Cuba no tendría que haberse convertido en un posicionamiento privilegiado de emisión de retórica anticastrista si previamente una comunidad acomplejada y culpable como la de Miami no hubiera inventado unas tesis de tan poca autoestima como esas que aceptan que “El que está en Cuba es el que se la juega”, “En Cuba es donde hay que tener valor para criticar”, etc. Situaciones que pueden ser ciertas para opositores anónimos (que Marcelino Miyares insinúa como “de segunda línea”) pero no para esa elite opositora que tiene protección internacional y cierto aval o consentimiento del gobierno cubano (que la izquierda radical califica como debilidad) precisamente por la necesidad de relacionarse diplomáticamente con dichos patrocinadores internacionales.
Además de ser cuestionable e inaceptable por simple respeto propio conceder una ventaja moral al que vive en la isla para emitir retórica anticastrista, se le dan al “opositor de adentro” otras ventajas sin fundamento. No tiene fundamento otorgar al que vive dentro de la isla una ventaja científica por estar cerca del objeto; es epistémicamente falso y metodológicamente errado considerar que la proximidad al hecho equivale a una cercanía a la verdad. A lo sumo el capital sociológico es compartido, complementario. Y esto ya lo propuso Auguste Comte en su Curso de Filosofía Positiva o en su Catecismo Positivista: el que está cerca del objeto suele acertar en los hechos pero no en el concepto. Y es ilusoria también la adjudicación de una ventaja política al menos por dos razones:
1-Cuba no se trata de una democracia. Por tanto estar dentro no se revierte necesariamente en una ventaja política a no ser que se pertenezca a una Familia distinguida o a una institución relevante del Partido, el Estado o la Sociedad Civil. Casi lo mismo que le sucede al que está fuera.
2-Los laboratorios de la política actual, incluso para los dirigentes de La Habana, están en cualquier sitio del mundo. En Roma y Washington DC, por ejemplo; no en Alamar o Perico, como bien sabe el “matrimonio opositor” Moya-Soler.
Esta situación de disidentes en periplo (“peripleros”) por Miami ha dejado sin voz al sujeto anticastrista emigro-exiliado que se inspiraba básicamente en una fe política o en un deseo de redención moral. Esa fe y esa eticidad, como decía, le queda mejor al que viene de Cuba. Como voces anticastristas sobrevivirán en Miami aquellas que tengan una habilidad especial a la hora de facturar su mercancía, un vector donde montar el ideologema; por ejemplo: un talento para dibujar, un método para investigar, una capacidad excepcional para el ejercicio de la palabra oral, un estilo propio de escritura, un puesto relevante, una fortuna notable, etc. Pero el anticastrismo a secas, per se, ya no tiene sentido. A menos que se use a alguno de esos peripleros como tarjeta de presentación, como pasaporte, como un canal o propiedad que permita una manifestación a través de su nombre.
-IMAGEN: LP “Yo me quedo”, del bayamés Pablo Milanés. “Acto de Fe” es la segunda canción de la cara A: rateyourmusic 

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