jueves, 31 de octubre de 2013

EL ENEMIGO DE LOS CUBANOS

EL ENEMIGO DE LOS CUBANOS ES EL COMUNISMO.
METAMOSNOLO EN LA CABEZA

A UN SIGLO DE CUANDO LOS
BOLCHEVIQUES ANUNCIARON
QUE CONQUISTARIAN AL MUNDO
1905-2005

Por @Manuel Prieres

Dedico este trabajo a los Rusos Blancos, a los monárquicos, a los cosacos, a los contrarrevolucionarios verdes, a los ucranianos, a los checos, a los polacos-fineses-georgianos-armenios-chechenos-aceríes…que lucharon ferozmente contra el marxismo-mesiánico pero Occidente les viró las espaldas en apoyo de la sinrazón. Esto habría de ocurrir a cien años de distancia de hoy.

Primer Acto:

Los bolcheviques al poder.

“Para una primera escuela histórica, que se podría calificar de “liberal”, la revolución de octubre no fue sino un golpe impuesto por la violencia sobre una sociedad pasiva, resultado de una hábil conspiración tramada por un puñado de fanáticos disciplinados y cínicos, desprovistos de toda base real en el país. Hoy en día, la práctica totalidad de los historiadores rusos, tanto las elites cultivadas como los dirigentes de la Rusia poscomunista, ha hecho suya la vulgata liberal.

“Privada de toda profundidad social e histórica, la revolución de octubre de 1917 es vuelta a leer como un accidente que ha arrancado de su curso natural a la Rusia anterior a la revolución, una Rusia rica, laboriosa y en el buen camino a la democracia.

“ Teniendo en cuenta además que perdura una notable continuidad de las élites dirigentes que han pertenecido totalmente a la nomenklatura comunista, la ruptura simbólica con el “monstruoso paréntesis del sovietismo” presenta un triunfo considerable: el de liberar a la sociedad rusa del peso de la culpabilidad, y de un arrepentimiento que pesó mucho durante los años de la perestroika, marcados por el redescubrimiento doloroso del stalinismo.

“ Si el golpe de Estado bolchevique de 1917 no fue más que un accidente, entonces el pueblo ruso no fue más que una víctima inocente”.. (Tomado del Libro Negro del Comunismo cuyos autores son Stéphane Courtois, Nicolas Werth, Jean-Louis Panné, Andrzej Paczkowski, Karel Bartosek, Jean-Louis Margolin).(865 páginas).

En 1905 cuando se constituye el Soviet de San Petesburgo, los marxistas mesiánicos habrán de proclamar lo que será una lucha revolucionaria que conducirá al proletariado del mundo al paraíso en la tierra gracias a las profesías de su ideólogo: Raim Mardochai Kissel (Carlos Marx).

En la historia de la humanidad han existido dos semitas que les han ofrecido a los hombres el CIELO: uno, a los creyentes en otro plano: Jesús de Nazaret; otro, a los proletarios aquí en la tierra: Carlos Marx.

En este contexto se puede decir que tanto el cristianismo como el marxismo tienen mucho de religión.

Pudiera decirse que el anuncio de la “comunización del mundo” se dará un día frente al Palacio de Invierno (Rusia) en 1905 cuando una multitud reunida clamará a sus gobernantes por solución a sus graves problemas llevando como insignias y pancartas retratos de sus santos y religiosos. Sin embargo, infiltrados dentro de ellos - agitando con violencia y odio- se encontrará toda una gama de conspiradores profesionales como ácratas, nihilistas, social demócratas, espartaquistas, mencheviques, bolcheviques…

Frente al Palacio de Invierno quedará una estela de ríos de sangre, carnes magulladas, huesos rotos, heridos y cadáveres sobre los adoquines centenarios.
Así habrá de dar inicio el nefasto “Proyecto Bolchevique”.

En 1915 el Zar Nicolás II entrega las riendas del poder a su esposa la Emperatriz Alejandra bastante impopular en Rusia por su origen alemán. Ella totalmente sometida a la influencia del Monje Rasputín quien finalmente es asesinado el 31 de diciembre de 1916 al aceptar la invitación del príncipe Yusupov a Palacio aprovechándose éste para suministrarle un fuerte veneno en la comida pero al resistir el corpulento monje los efectos mortales del mismo habrá entonces que ultimarlo a tiros.

Tambaleante el regimen zarista, la estocada definitiva vendrá del lado de su diezmado y desmoralizado ejército el cual había sido víctima de sus propias contradicciones, a la vez que aguijoneado por una bien montada conspiración dentro de sus filas por parte de los bolcheviques lidereados por un enigmático y huidizo agente internacional, de estrafalaria humanidad, lleno de odio, resentimiento y naturaleza asesina: Vladimir Ilich Ulianov “Lenin”.

Lenin había enviado a sus seguidores al frente de guerra para hacer labor de zapa
entre las filas del ejército pidiéndoles que deponiesen las armas y regresasen a trabajar su tierra, ya que la mayoría de ellos procedían del campo ruso. No olvidemos que el 86 por ciento de la población rusa era campesina por esa época.

Los bolcheviques, asimismo, habrán de capitalizar muy bien el Decreto No.1 puesto en vigor en el gobierno transitorio de Alexander Feodorovich Kerensky donde quedaba
hecho ley el “Derecho del Soldado” por el cual los soldados podían cuestionar a sus superiores, no seguir sus órdenes, y –en muchos de los casos- insubordinárseles.

Puntillazo final éste para que los bolcheviques con su “Ejército Rojo” tomasen el poder en la milenaria Rusia..

Y aquí hay algo digno de destacar , y es que en el año de 1933, en la distante y paradisíaca isla de Cuba en América, se habrá de producir un golpe cívico-militar copia al carbón de lo ocurrido en la Rusia de 1917 con su famoso “Decreto No.1” y los “Derechos del Soldado”, con la diferencia que en la isla caribeña la asonada será conocida como la “Revolución de los Sargentos” comandada por los sargentos Fulgencio Batista y Pablo Rodríguez. Como igualmente el 4 de febrero de 1992 en Venezuela un ofical paracaidista nombrado Hugo Chávez Frías intentará un fallido golpe militar contra el presidente Carlos Andrés Pérez.

Pues bién, “La Revolución de los sub-oficiales de Petrogrado (Rusia-1917)”, “La Revolución de Los Sargentos (Cuba-1933)” y “La Revolución de Los Paracaidistas (Venezuela-1992) tendrán algo en común: “socavar, debilitar y asaltar a la Institución Tradicional Castrense de la nación en pos de la toma del poder.

Moraleja: Si Fulgencio Batista (Cuba) y Rafael Calderas (Venezuela) hubieran tenido conocimiento del genesis de todo lo ocurrido a lo largo de un siglo hasta hoy: “La Revolución Bolchevique Rusa (10 de octubre 1917), no hubieran cometido la estupidez infantil o a lo mejor cómplice de soltar de la prisión a dos sujetos como Fidel Castro y Hugo Chávez Frías.

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