lunes, 14 de septiembre de 2015

YO ME FUI DE CUBA PORQUE...

¿A QUIENES LES TENEMOS QUE PEDIR PERDON: WENSKY y PAPA
FRANCISCO?
El prelado opina que el perdón y la reconciliación serán dos temas cardinales en las homilías de Francisco en la isla.
"El Papa cree que los cubanos tienen que perdonarse unos a otros. Él va a subrayar la necesidad de reconciliación entre todos. Si usted vive en Cuba, en un momento u otro ha sido traicionado por alguien. Y no es posible construir un futuro de esperanza fundado en resentimientos", dijo el Arzobispo de Miami
".



YO ME FUI DE CUBA PORQUE…
Por @ Manuel Prieres

(Como dijera Al Paccino en el Padrino: “No es personal…”).

(Dedicado a todos los que regresan existiendo aún las causas de la partida un día).

”Me voy. Tengo que abandonar mi país y no se si la HISTORIA ME ABSOLVERA, pero qué otra cosa hacer sino huir de esta pesadilla que nos enloquece a todos…” MP.

Ahora hay más comprensión en mí al ponerme en el lugar de aquellos que partieron mucho antes. Ahora sufro el mismo flagelo que ellos sufrieron años atrás cuando la incompresión cabalgaba por doquier. 

Ahora me siento algo culpable de no haberme identificado más con la situación de aquellos a quienes la Revolución descargaba todo el peso de su radical, triunfalista y ambicioso brazo. 

Eran tiempos en que los apóstatas patrullaban las calles con verbo desenfrenado y adjetivante: “esbirros”, “siquitrillados”, “gusanos”, “vitongos”, “burgueses”, “curas falangistas”, “contrarrevolucionarios”, “lumpens”, “vagos”, “apátridas” !Ese! –apátrida-. Ese fue el que me colgaron a mí cuando solicité abandonar el país. (Además del que ya tenía de “gusano”).

“Me voy, pues soy uno de esos seres marcados en esta sociedad revolucionaria donde no me he integrado”.

Hasta cuándo seguir pensando que vendrán los Americanos, si en su lugar Cuba resulta un gigantesco arsenal Made in URRS, con las bocas de las “cuatro bocas” apuntando a todas direcciones. Cuando disentir - !señores! – es una boleta hacia el único destino: la penumbra,  la soledad celular o el pétreo paredón. Pero -!Dios mío! – es que afuera no se dan cuenta… no se percatan de que en la sociedad policial y cerrada comunista, el ciudadano es un ser “maniatado y amordazado”, tanto física (por la represión) como intelectualmente (por la censura). ¿O es que afuera se piensa que aquí adentro existen instituciones que protegen o ayudan al que disiente?

¿Acaso los de afuera (indigestados de tanta libertad) olvidan la omnipresencia del paternal estado marxista en las 24 horas del día en la vida del ciudadano? ¿No lo saben? !Pues sépanlo, coño! Es que no saben que se llega a una etapa en el mal llamado proceso de transición del “capitalismo al socialismo” que todo resultare ilegal: si por ejemplo queremos alimentarnos como Dios manda, es ilegal, ya que atenta contra el racionamiento oficial. Si queremos trabajar o realizarnos en lo que nos apetece, es ilegal, porque tenemos que ir “donde la revolución nos necesita”. Si queremos ser fieles, creer y practicar nuestras enraizadas costumbres y tradiciones, es ilegal, porque conlleva a sustentar “viejos vicios burgueses y tradicionalistas”; porque si nos rebelamos ante la imposición totalitaria, también es ilegal, ya que se atenta contra la seguridad del estado; porque si invocamos a Dios –también por supuesto- es ilegal, ya que resultan “creencias y prácticas oscurantistas” con las cuales el materialismo dialectico e histórico es incompatible. En resumen, el marxismo aborrece y culpa al poderoso por el espectro de la desigualdad social, así como desprecia al débil, al humilde, al ignorante, por su letargo apáticol y su condición de carga social.

!Que ignorancia – la nuestra- aquella de los primeros años cuando se pensó que la desigualdad y la injusticia social se podría eliminar con la “lucha de clases”; es decir, con la fuerza y el despojo patrocinado por el absolutismo estatal! !Qué ceguera ciudadana aquella cuando creíamos fervientemente en “fantásticas fórmulas mágicas” capaces de transformar nuestras vidas y destinos del día a la noche! !Qué garrafal error –el nuestro- aquel de subestimar la tamaña magnitud, consecuencia y resultados a posteriori de jugar a la revolución desconociendo sus inexorables reglas: “Pon Pon en el Paredón”; “Fidel ésta es tu casa”; “ Si Fidel es comunista que me pongan en la lista”; “Cuba sí, yanquis no”. Y más tarde aquello de “Remember Playa Girón”; “El hombre puede más que la naturaleza”, etc. Consignas y exabrutos recogidos por muchos a través del proceso sin detenerse a valorar su verdadero alcance y perniciosidad. Por eso, por todo eso, y mucho más, tendría que llegar aquel 13 de marzo de 1968: día escogido por la revolución comunista que en labios del “autócrata”, quien soberbio frente a las cámaras de television vomitaba la “Gran Ofensiva Revolucionaria”. 

Fin de la “Lucha de clases” y el advenimiento del Estado Policial en todo su alcance y magnitud.

Dostoiesvki predijo que el socialismo le costaría a los rusos cien millones de vidas: al cubano, en Cuba, la “lucha de clases” le ha escamoteado además de la vida, la SONRISA de los labios, así como el derecho natural a nacer, crecer, realizarse y morir en la misma tierra.
Me voy, sí, me voy. !Quién me lo puede reprochar! !Qué fantástica experiencia ésta de una partida tan especial con solamente 30 kilos a las espaldas! Sí, porque es una partida arrancada de raíz, y aunque la“nueva tierra será fértil, seguro que se tardará en florecer, en echar frutos”.

¿Cómo olvidar tan fácil toda una vida echada en un sitio en especial para nuestros mayores que nos acompañan en la Aventura?

!No! No quiero que se me olvide nada de este instante transcendental, doloroso, crudo, hiriente; quiero que tengan conocimiento y conciencia de él, mis hijos, mis nietos, mis biznietos, mis tataranietos; quiero que nadie olvide -!Jamás! – este crimen intelectual-científico que más que asesinar vidas, resulta  desviar hacia lejanas dimensiones , oscuros e indescifrables destinos a seres inocentes, víctimas de la historia hecha por manos aventureras, ambiciosas, criminales.

No, no quiero olvidar - !Jamás!- aquel agente del Ministerio del Interior, al servicio del comunismo, que perpetró el desalojo y el robo investido por la Patente de Corso de una revolución: ese sicario uniformado que al cerrar detrás de si la puerta del que fue nuestro hogar, y que al guardarse en sus bolsillos verde oliva la llave de la cerradura de nuestro pequeño mundo, agredió flagrantemente una parte de la verdad, la razón, el amor y el orgullo de decencia.

Como dijera Malraux: “La Condición Humana”.

@Manuel Prieres
Miami "Tierra Firme"
Septiembre 14 del 2015

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