sábado, 7 de febrero de 2015

KALULE


KALULE. EL CLIENTELISMO POLÍTICO Y LA AUSENCIA DE UN PROYECTO NACIONAL EN UNA DISIDENCIA ENVIDIOSA Y BUROCRÁTICA


FRANKESCOBARBUENAPARAILUSTRARARTICULOSPor Frank Escobar- Exclusivo para Nuevo Acción- Puede ser reproducido con la condición de citar la fuente.
NOTA DEL AUTOR: Dedico este artículo a Agustín Tamargo, quien me enseñó a llamar “al pan, pan y al vino, vino”
Hace unos días me encontré después de casi treinta años con Manuel Cuesta Morúa, conocido como “Kalule” en nuestra época de estudiantes de la Escuela de Historia en la Facultad de Filosofía de la Universidad de La Habana.  Durante muchos años he  venido siguiendo su carrera política, desde que comenzó de la mano de Elizardo  Sánchez Santacruz junto a nuestro común amigo Leonardo Calvo.
En la Universidad no éramos amigos pues estábamos entonces en posiciones antípodas, pero tampoco enemigos y nos encontrábamos casualmente y él tenía amistad con mi novia de entonces y luego mi esposa y madre de mi hija que era una de las referencistas de la Biblioteca Central. Sin embargo  yo era un alumno indeseable –con un récord de 4 consejos disciplinarios y 3 Asambleas por la Educación Comunista  en mi contra- a quien por alguna razón misteriosa no acababan de expulsar y Kalule todo lo contrario: un serio y aplicado joven militante que preparaba una interesante tesis de Historia Contemporánea sobre el Japón..
La Facultad de Filosofía  daba entonces  saltos espasmódicos para sobrevivir al derrumbe del socialismo en Europa y a la crisis del marxismo. Se inventó el Instituto “Juan Marinello” para el revisionismo castrista del marxismo con los mismos eurocomunistas de la vieja revista “Pensamiento Crítico “que fueron censurados por  los estalinistas en la década del sesenta, por supuesto que los que aún permanecían en Cuba como Fernando Martínez y Aurelio Alonso, Jesús Díaz ya se había exiliado en Alemania.
Varios de los hoy conocidos intelectuales disidentes del exilio- tanto en Miami como en New York, Méjico o Barcelona- formaron mesas de discusión en el Teatro “Manuel Sanguily” de la Facultad de Filosofía  y lucharon a brazo partido para demostrar que en Cuba no hacía falta “perestroika” porque el marxismo castrista era autóctono y la revolución cubana no había triunfado  con la ayuda de los tanques rusos. Siempre me ha sorprendido la cantidad de estudiantes y profesores de aquella época que con los años han devenido en cubanólogos de la televisión local. Sobre todo porque entonces a ninguno le interesaba en lo más mínimo la historia de Cuba.
Recuerdo que entonces cuando le comentabas a alguien que querías estudiar Historia de Cuba te miraban con asombro pues era la especialidad reservada para los brutos pues los más inteligentes apuntaban hacia Historia Contemporánea o Historia de América que eran los trampolines para el Servicio Exterior-incluyendo la DGI- o para los “think tank” del Comité Central del Partido Comunista: Centro de Estudios de América (CEA), Centro de Estudios de África y del Medio Oriente  (CEAMO), Centro de Estudios de Europa (CEE), Centro de Estudios de Asia y Oceanía.
MANUELCUESTAMORUALe ofrecí a Kalule (en la foto) mi teléfono cuando lo encontré casualmente en la FIU el pasado 25 de enero  y lo invité a un encuentro para conocer más sobre su proyecto político y poder quizás desterrar mis dudas sobre su esencia gramsciana, elitista, utópica   y desvinculada de las masas. Él estaba siendo acosado por amanuenses del ICAAS de la Universidad de Miami y del Grupo de Saladrigas. Nunca me contestó y su invitación pública fue a “Cuba 8”. Ese café-bazar “culturoso” que se ha quedado a mitad de camino entre una castrista “Casa de la UNEAC” y  un anticastrista “pulguero” de “Cuba nostalgia”. El tema de la conferencia era más de lo mismo: “Convención por la democracia forjando el discurso de la nación”.  Kalule es inteligente y se ha convertido en un político profesional. Escogió un tópico sazonado con frases retóricas de ambigüedad política: convención, democracia, discurso, nación,  con un ápice de realismo socialista con lo de “forjar” por su analogía con la famosa obra del lisiado leninista  Nicolai Ostrovski.
ELIZARDOSANCHEZCONCAMISAACUADROSHace unos años, en el verano del 98, cuando la visita de Juan Pablo II a Cuba viajé a la isla para despedirme de mi padre que falleció tres meses después y traté también sin éxito de reunirme con Kalule. Mi última semana la compartí con mis amigos de “CubaPress”  alternando entre la casa de Raúl Rivero en Centro Habana y la de Ana Luisa López Baeza en Playa- casualmente frente adonde él estaba viviendo entonces- sin embargo y a pesar de la invitación personal de Raúl en más de una ocasión nunca acudió. Hasta una vez le pregunté personalmente a Elizardo Sánchez( en la foto de arriba a la izquierda) -de visita en casa de Ana Luisa-quien entonces era su jefe y me contestó que tenía mucho trabajo-político por supuesto- y  recuerdo que le dije a Rivero en broma: dile a Kalule que no le tema  tanto a los fantasmas del pasado.
En declaraciones a “Cuba  Free Press” en esa época  el periodista independiente  Luis López Prendes  apuntó: “los partidos de derechos humanos son un hervidero de intrigas. Quienes pueden resultar vencedores? es obvio a quienes se oponen. Esta irrefutable verdad que es fruto del puro protagonismo, para no citar deslealtad de incalculables proporciones”…” La Coalición Democrática Cubana estuvo presidida por el agente de la Seguridad del Estado, hoy declarado oficial, Héctor Castañeda. La Concertación Democrática Cubana no soportó el cabildeo y las infamias así como otros desafueros característicos de la división.  Concilio Cubano, inconmensurable obra de unidad de estos últimos tiempos, y a mi modo sólo comparable con la sólida estructura del Partido Revolucionario Cubano creado por el Apóstol José Martí, fue y será objeto de maquiavélicas difamaciones y falsas declaraciones, así como desvió de recursos, supuestas colaboraciones con los cuerpos represivos y supuestas zancadillas que lo condujeron a una penosa enfermedad.”
En el 2015 ninguna de las organizaciones anteriormente mencionadas existe ya pero no porque hayan llegado a algun tipo de unidad estratégica sino simplemente porque poco a poco fueron aniquiladas. Hoy en día  después  de la “Primavera Negra” y la excarcelación del Grupo de los 75-mayoritariamente vinculados al Proyecto Varela y a la Prensa Independiente- el prisma de la oposición en Cuba se concentra- al menos entre los más conocidos – en los sobrevivientes del “Proyecto Varela” y los nuevos grupos que se han creado como desmembramiento del inicial MCL de Osvaldo Paya.
Nunca como hasta ahora ha habido menos disenso y más consenso ideológico entre los grupos, que termina acercándolos a esa unanimidad  que podría terminar siendo la omnipresente “UNPACU”. La actual oposición anticastrista de la Isla es lo suficientemente homogénea como para ser fácil de manipular a través de las agencias oficiales de inteligencia de los Estados Unidos como la USAID y la NED. Ya la CIA lo había hecho al principio de la lucha anticastrista en los sesenta cuando desbarato la Triple A,  el MRR y la Agrupación Montecristi para formar una sola, con un solo líder y un solo programa, una táctica muy manipuladora que también favoreció a la Seguridad del Estado cubana.
El resentimiento castrista ha sido el único resultado de un adoctrinamiento de 57 años, pero ha sido un resultado tan miserable que sólo es capaz de generar envidia, la única fuerza de cohesión de la que puede alardear el régimen castrista y que también ha sido transferida a la disidencia clientelista y parasitaria que se ha adueñado de la oposición a partir del flujo de las subvenciones del gobierno americano pero  la envidia desde la antigüedad ha sido el único consuelo de los impotentes.
HECTORJULIOCEDENOPARAILUSTRARARTIC.“Andaba por mi barrio, que está en el centro de la Habana, allí nadie sabía lo que significa el día 10 de diciembre. La vida continuaba imperturbable, mientras la represión arreciaba en el Vedado. Nadie se enteró de ello. Los opositores no tenemos poder de convocatoria entre la población, eso es un hecho”, se lamenta el periodista independiente Julio CedeñoNegrín (foto de la izquierda) y tiene toda la razón. Las  organizaciones disidentes tienen que abandonar la retórica internacionalista de las Naciones Unidas y dejar a un lado los discursos demagógicos basados en conceptos vacíos como ”derechos humanos”, “sociedad civil” y “democracia”.  Sólo zambulléndose en las aguas profundas de nuestra  historia y de nuestra autoconciencia nacional podrán identificarse con el pueblo y reorientarlo y redirigirlo como la fuerza arrolladora que aplastará al castrismo.
“La paradoja de los derechos humanos” –escribe Paul Piccone–“consiste en que su despliegue implica la erosión y la destrucción de las condiciones (tradiciones y costumbres) sin las cuales su puesta en marcha se volvería, precisamente, imposible”. Como su nombre lo  indica son derechos, es decir su esencia es jurídica, no política. Son condicionamientos morales  que distinguen a los seres humanos como individuos con derechos “naturales” que se establecen jurídicamente por acuerdos internacionales, es decir, sus bases no son inalienables sino negociables. Se refieren a individuos aislados no pertenecientes a comunidades ni grupos sociales. Los tan famosos derechos humanos son “una ideología de carácter jurídico fundada en el derecho”, cuyo fundamento objetivo brilla por su ausencia.
La historia ha demostrado que los derechos humanos no pueden ser invocados más que allí donde ya han sido reconocidos, en las culturas y los países que ya  han interiorizado sus principios –o sea, allí donde, teóricamente, no debería haber necesidad de invocarlos. La cuestión de las libertades no se resolverá jamás en términos de derecho o de moral porque  es, sobre todo, un asunto político. Tiene que resolverse políticamente.
El polémico  filósofo español, Gustavo Bueno, también  nos alerta: “Así, a los derechos humanos tenemos que buscarle un anclaje en las necesidades de los pueblos y de los hombres que los integran que es muy diferente al basamento que hoy se les otorga, como es el consenso de los poderosos, de los lobbies, que cuanto más fuerte son más los derechos que poseen o logran.”Nosotros a esto vamos a anteponer el derecho de los pueblos y buscarle una fundamentación acorde a nuestra realidad y necesidades”.
El abuso y la confusión de la frase “sociedad civil” la han convertido en una maroma de palabras, en una frase hecha o un lugar común. Hay razones para cuestionar el valor del concepto vulgar de “sociedad civil”  y tal vez se debería dejar de usar para cosas más serias. No se trata de censurar el empleo de conceptos que tienen su función teórica específica para situaciones prácticas y concretas, pero es necesario realizar un esfuerzo intelectual y respetar el contexto en el cual han surgido y como se han modificado y aplicarlo a  las  definiciones  sociopolíticas pertinentes. La sociedad civil es esencialmente la base de sustentación de cualquier proyecto alternativo al juego de poder de grupos oligárquicos y esta aplicación se hace imposible en un sistema totalitario. Hablar de una sociedad civil dentro del régimen castrista es pura demagogia.
Los Estados Unidos de América surgieron no como una democracia sino como una república federalista con pleno balance de poderes. Democracia a secas no significa nada desde el punto de vista político, es tan sólo un tipo de populismo enmascarado por los medios de comunicación y por la  sobrevaloración de las urnas. Los padres fundadores de los EEUU sabían que la democracia era una cosa hueca y por eso crearon una república federalista con “checks and balances”. Madison alertó sobre los peligros que una mayoría estúpida podía ocasionar a una minoría inteligente y por eso al final era el poder judicial quien legitimaba más allá del presidente y del Congreso. Con Lincoln empezó la manipulación de la justicia con tecnicismos legales-en el caso específico de la abolición de la esclavitud- inconstitucionalmente absorbidos por el ejecutivo bajo el pretexto de emergencia de guerra, luego vino el banco central o reserva federal o tiranía económico-financiera, luego el estado socialista welfare de Roosevelt radicalizado por Johnson, internacionalizado por Carter  y comunizado por Obama.
La alternativa hoy es situarse más allá de la izquierda y la derecha-señala el filósofo argentino de la “Teoría del disenso”, Alberto Buela,-consiste en pensar a partir de un arraigo, de y -no un arraigo cualquiera sino desde las identidades nacionales, que conforman las ecúmenes culturales o regiones que constituyen hoy el mundo. Con esto vamos más allá incluso de la idea de estado-nación, en vías de agotamiento, para sumergirnos en la idea política de gran espacio y cultural de ecúmene. Desde estas grandes regiones es desde donde es lícito y eficaz plantearse el enfrentamiento a la globalización o americanización del mundo.Hacerlo como pretende el progresismo desde el humanismo internacional de los derechos humanos, o desde el ecumenismo religioso como ingenuamente pretenden algunos cristianos, es hacerlo desde un universalismo más.Con el agravante que su contenido encierra un aspecto de loable, pero vacuo, inverosímil y no eficaz a la hora del enfrentamiento político. Pero este enfrentamiento se está dando igual, a pesar de la falencia de los pensadores en no poder elaborarlo aún, a través del surgimiento de los diferentes populismos… “
“Del Norte hay que ir saliendo-sentenciaba Martí- Hoy más que nunca, cuando empieza a cerrarse este asilo inseguro, es indispensable conquistar la patria. Al sol, y no a la nube. Al remedio único constante y no a los remedios pasajeros. A la autoridad del suelo en que se nace, y no a la agonía del destierro… A la patria de una vez. ¡A la patria libre!”

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