martes, 9 de agosto de 2016

HOLA ESPAÑA: PART III- "POR SUS CAMINOS Y SUS CIUDADES".

domingo, 29 de abril de 2012

HOLA ESPAÑA: PART III- "POR SUS CAMINOS Y SUS CIUDADES".


Catedral de Burgos

MADRID
Febrero 25, 1973

Hoy a las 8.30 de la mañana, FIDEL PARENTE (un cubano de mi pueblo y amigo) me planteó trabajar en el interior de España. El asunto es el siguiente: distribuir propaganda de una conocida firma comercial. Acepté. Mi mujer me preparó a toda prisa “algo” para viajar, y veinticinco minutos más tarde, ya estábamos en camino.

Hacía pocas semanas que había nacido mi hijo Manuel Angel Prieres.

A la salida de Madrid -en dos coches más- aguardaban otros cubanos que también trabajaban en la propaganda; y, entre ellos, una buena mayoría de guantanameros como yo.

Se inició el viaje por carretera, Fidel y yo, íbamos en un coche Seat-600 (el más popular y pequeño fabricado en España), que estaba bastante usado. En el grupo, además, iban dos muchachas (cubanas) las que daban cierto atractivo y frescor a la comitiva.

Esta es la primera vez -desde mi llegada- que salgo de la capital Madrid, por eso la carretera me parecerá algo conocido pero que tiempo ha no transitaba. Había nacido mi hijo Manuel Angel y había que “batir el cobre” por los caminos de la Península.
De izquierda a derecha: Fidel Parente, Chichi Pérez, Luisito Prendes, Ulises Cabrera
la "canalla" guantanamera.
A medida que avanzábamos, me maravillaba más de lo que mis ojos veían: ¡Todo un impresionante y hermoso cuadro real de la tierra castellana! Una tierra que a la distancia, en el horizonte mismo, parecía descomponerse en gama de conocidos colores por mí: “ rayas o franjas de disímiles verdes y anaranjados, llegando a veces al ocre. Punticos blancos de una nieve que no se va, que resiste aunque estemos a finales de febrero”.

El 600 subirá más y más. Calculé, en un instante, como unos 2,000 metros o más sobre el nivel del mar.Empecé a notar la altura; pues mi respiración se me aceleró y en los oídos una sensación cada vez más acentuada de embotamiento.

Pueblos pequeños de casas de piedra y el techo de tejas rojas. Pastores con sus compañeras ovejas (¡que solitaria me parece la vida de ambos: pastor y ovejas!) Nos detenemos en un “puerto” de montaña a comer un bocadillo...¡Brrr...qué frío!

Llegamos a Burgos, nuestro destino será Santander.

Acompaño a Fidel Parente quien maneja el 600 Seat.

BURGOS

Ciudad pequeña, pero con el atractivo de todas las ciudades de la antigua España. Una Catedral muy Grande y vieja. “Estilo Gótico” -me recuerda uno de mis compañeros-. Los vitrales de sus grandes ventanales me producen cierta confusión. ¿Acaso habrán estado por aquí los arabes? Sin embargo, esta bella realizada reliquia me ha parecido aislada, tristemente abatida por el tiempo. Si se quiere, un poco olvidada por los hombres de estos tiempos, aunque llame mucho la atención a otros hombres de hoy como yo.

Llenamos de proteínas nuestras humanidades y seguimos camino hacia Santander.

Comenzamos nuevamente a subir. En el horizonte, los picos helados de no sé que montaña. La carretera corta autoritariamente los grandes promontorios. A la izquierda, un paredón natural nos impide ver; a la derecha precipicios. Un abismo adornado, allá, en su mismo fondo, por serpenteante y verde arroyuelo: nacido de las aguas, antes nieve, que el deshielo las hacen precipitarse con toda fuerza hacia el estrecho valle y recogidas por el bondadoso riachuelo.

Todo lo que la vista domina son lomas, laderas y pequeños valles. Por primera vez en mi vida veo por mis propios ojos al minifundio tan bien descrito por Blasco Ibañez (aunque -por supuesto- estos no sean a los que se refiere el insigne escritor). Numerosos centenares de pequeñas parcelas de tierra distribuidas o separadas por cercados de piedra. Y de fondo, a estos primitivos corrales petreos, como alfombrada, la nunca ante vista “alfalfa”: ya grande, ya verde, ya lista para el ganado confinado en sus eternos cobertizos.

Qué hermoso recuerdo me llevo de estas humildes tierras pero bien atendidas, casi con religioso esmero; porque la vida de estos aldeanos norteños: solitarios, algo taciturnos y desconocedores del Smog, es digna de todo reconocimiento y respeto. Probablemente, los descendientes de estas gentes emigren hacia las grandes concentraciones -no se les reprocha- pero cierto es también que este natural paraíso que casi toco con mis manos es el ideal y el todo para muchos españoles.

Se nubla el cielo, comienza a llover, y lloviendo -ya de noche- se llega a Santander. 8.30 pm.

Se dice que siempre llueve en Santander.


No hay comentarios:

Publicar un comentario