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El problema no fue la victoria de Barack Obama (2008), sino la victoria de Joe García (2012)
Emilio Ichikawa
En una ocasión le hice una consulta al caricaturista Alen Lauzán para completar una crítica que le estaba haciendo a un periodista deJuventud Rebelde, donde él trabajaba, y embarajó. Se la solicité al caricaturista Gustavo Rodríguez (Garrincha), también ex empleado de Juventud Rebelde, e igual tiró una curva. Entonces me pregunté: ¿Por qué los mismos que están dispuestos a desafiar el poder absoluto del dictador Castro, evitan criticar los poderes relativos de sus subordinados?
Existen tantas respuestas posibles, que ya la pregunta me parece ordinaria. Voy a dar dos razones para entender a sendos cómicos:
1-Porque “el tirano Castro”, “la bestia roja de Birán”, “el asesino comunista del Caribe” no son tangibles; son nominaciones hiperbólicas que no implican a la persona real, por lo tanto nadie se sentirá aludido, ni responderá y mucho menos tomará represalias. Castro es una figura muy distante de la mayoría de sus críticos, ajena, por lo que muchas de esas objeciones se deben más a la ignorancia que a la valentía y a la honestidad.
2-Es más fácil criticar a Castro que al jefe redacción o al director del periódico donde trabajabas, porque estos te saben “cosas” y Castro no; por lo que llegado el caso los primeros pueden responder donde duele. Como todo el mundo ha escuchado, los ambientes de la prensa y la cultura cubana son bastante liberales, moral y políticamente, y la gente se conoce bien de atrás.
Hace unos minutos, mientras escribía una pequeña nota sobre la oficial Demócrata Annette Taddeo, caí en la cuenta que muchos de los críticos cubanos que tiene hoy el Presidente Barack Obama, ni siquiera saben quién es Taddeo. Sin embargo, aunque los pasos principales de la política del Presidente Obama hacia Cuba son irreversibles, lo serían todavía más si Annette Taddeo vence al Republicano Carlos Curbelo (titular del Distrito 26 de Florida) en las elecciones de noviembre de 2016.
La imposición del anticastrismo suave en Miami, el desplazamiento de la “vieja oposición” y el exilio histórico por pseudo-opositores a Castro, el intercambio de Gross por Los Cinco, la apertura de Embajadas en Washington DC y en La Habana… ¿se hubiera dado, o se hubiera dado como se dio, si en noviembre del 2012 el Demócrata Joe García hubiera perdido ante el entonces titular David Rivera?
Porque gracias a Joe García la política del Presidente Barak Obama se hizo potable para el sur de Florida. Y no es que la decisión Presidencial de entablar relaciones con Cuba no pudiera haberse concretado sin el consentimiento de Miami; pero sin dudas fue más fácil hacerlo con la cesión a Joe García de la iniciativa legislativa y el liderazgo congresional de la política hacia Cuba, hicieron Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart hicieron. Y también con la ingenuidad y cobardía de figuras simbólicas del anticastrismo cubanoamericano como Diego Suárez y Ninoska Pérez Castellón, que se entregaron acríticamente al culto a Yoani Sánchez, que era patrimonio de Carlos Saladrigas y Jorge Mas Santos.
Hoy los errores son los mismos. Ninguna de las caricaturas que Gustavo Rodríguez (Garrincha) o Alen Lauzán dedican facilistamente a la crítica de Fidel y Raúl Castro va a llegar a ellos; ninguna les va a dañar. En cambio, sí sería importante que critiquen a los líderes del periodismo oficialista, sus antiguos jefes inmediatos. Del mismo modo, da igual que critiquen al Presidente Barack Obama, porque lo que va a determinar el grado de continuismo en el proceso de normalización de relaciones entre los dos países penderá primero (aquí en Miami) de la micro-política. Si Garrincha quiere contribuir a la crítica del acercamiento entre EEUU y los Castro, pues que empiece por servirse en una paleta a Carlos García, el director de la emisora Radio Martí. Si no lo ha a hacer, pues debe ser más discreto en el exhibicionismo anticastrista.
–IMAGEN: Desde la izquierda: Ninoska Pérez Castellón, Alberto Hernández y Diego Suárez muestran la Medalla de Héroe por la Libertad que el Consejo por la Libertad de Cuba (CLC) concedió a Yoani Sánchez. Es decir, al entonces más fresco rostro de la política del Presidente Obama y la Fundación Nacional Cubano Americana hacia Cuba: villagranadillo/googleinternet