Blog Generación Y
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A PROPOSITO: Señora Yoani Sánchez (Generación Y). Al usted escribir esta página en su blog me dice a las claras a qué parcela usted pertenece. Al tirarle una toalla a uno de los juglares del experimento comunista en Cuba, Pablo Milanés, se aleja de una parcela que fue totalmente, madrugada, víctima gratuita del proyecto histórico comunista de Cuba: LA MIA. Lo siento pero llorar no puedo. Que le aproveche Pablo Milanés.
Como se ve. Usted no puede renunciar a la madera de que fue hecha (la misma de Pablo). Es comprensible.
YOANI NO PUEDE RENUNCIAR
A SU PARCELA.
A SU PARCELA.
Por Manuel Prieres
A PROPOSITO: Señora Yoani Sánchez (Generación Y). Al usted escribir esta página en su blog me dice a las claras a qué parcela usted pertenece. Al tirarle una toalla a uno de los juglares del experimento comunista en Cuba, Pablo Milanés, se aleja de una parcela que fue totalmente, madrugada, víctima gratuita del proyecto histórico comunista de Cuba: LA MIA. Lo siento pero llorar no puedo. Que le aproveche Pablo Milanés.
Como se ve. Usted no puede renunciar a la madera de que fue hecha (la misma de Pablo). Es comprensible.
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El otro PabloEscrito por: Yoani Sanchez en Generación Y , Diciembre,30,2008
Pablo Milanés y yo compartimos una tarde inolvidable en la Tribuna Antiimperialista. Él estaba en el escenario, cantando su amplio repertorio, mientras yo enarbolaba un cartel con el nombre de Gorki. Su concierto duró casi tres horas, pero la tela que levantamos algunos impertinentes tardó sólo segundos en ser destrozada. A pesar de estar tan cerca del cantautor de Yolanda, aquel 28 de agosto pensé que miles de kilómetros separaban mi inconformidad de su tendencia apologética. Me equivoqué.
He leído la entrevista dada por Pablo al periódico El Público y cualquiera de sus respuestas le acarrearía una golpiza si la expusiera en una céntrica plaza de La Habana. Sus criterios se parecen a los que me llevaron a abrir este blog e incluso algunas de sus frases bien podría firmarlas como propias. Cuando dice “estamos paralizados en todos los sentidos, hacemos planes para un futuro que nunca acaba de llegar”, me toca más de cerca que con todas sus canciones juntas. Ese porvenir del que habla, nos fue pintado lleno de luces y con un fondo musical que incluía su voz entonando “Cuba va”. En aras de alcanzar tamaño espejismo todo sacrificio pareció pequeño, incluso el de callarnos nuestras diferencias, el de ahogar todo vestigio de crítica.
Los colores se le corrieron al avejentado rostro de la utopía y la sinfonía de la victoria se trastocó en un reggaetón de la sobrevivencia. Las canciones de Pablo Milanés pasaron a ser como himnos de viejos tiempos donde éramos más cándidos, más crédulos. “Mucha gente tiene miedo a hablar” nos dice ahora y con un temblor que me recorre las rodillas confirmo que sí, que el costo de la opinión es demasiado alto todavía. Fuera de los acordes y de las tensadas cuerdas de su guitarra ha modulado ayer su mejor tonada, esa que lleva la inconformidad y el dedo del ciudadano apuntando al poder. Es la misma música que tarareamos millones de cubanos, pero que él tiene la capacidad de modular con esa cálida voz que una vez nos hizo creer en todo lo contrario.
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El otro PabloEscrito por: Yoani Sanchez en Generación Y , Diciembre,30,2008
Pablo Milanés y yo compartimos una tarde inolvidable en la Tribuna Antiimperialista. Él estaba en el escenario, cantando su amplio repertorio, mientras yo enarbolaba un cartel con el nombre de Gorki. Su concierto duró casi tres horas, pero la tela que levantamos algunos impertinentes tardó sólo segundos en ser destrozada. A pesar de estar tan cerca del cantautor de Yolanda, aquel 28 de agosto pensé que miles de kilómetros separaban mi inconformidad de su tendencia apologética. Me equivoqué.
He leído la entrevista dada por Pablo al periódico El Público y cualquiera de sus respuestas le acarrearía una golpiza si la expusiera en una céntrica plaza de La Habana. Sus criterios se parecen a los que me llevaron a abrir este blog e incluso algunas de sus frases bien podría firmarlas como propias. Cuando dice “estamos paralizados en todos los sentidos, hacemos planes para un futuro que nunca acaba de llegar”, me toca más de cerca que con todas sus canciones juntas. Ese porvenir del que habla, nos fue pintado lleno de luces y con un fondo musical que incluía su voz entonando “Cuba va”. En aras de alcanzar tamaño espejismo todo sacrificio pareció pequeño, incluso el de callarnos nuestras diferencias, el de ahogar todo vestigio de crítica.
Los colores se le corrieron al avejentado rostro de la utopía y la sinfonía de la victoria se trastocó en un reggaetón de la sobrevivencia. Las canciones de Pablo Milanés pasaron a ser como himnos de viejos tiempos donde éramos más cándidos, más crédulos. “Mucha gente tiene miedo a hablar” nos dice ahora y con un temblor que me recorre las rodillas confirmo que sí, que el costo de la opinión es demasiado alto todavía. Fuera de los acordes y de las tensadas cuerdas de su guitarra ha modulado ayer su mejor tonada, esa que lleva la inconformidad y el dedo del ciudadano apuntando al poder. Es la misma música que tarareamos millones de cubanos, pero que él tiene la capacidad de modular con esa cálida voz que una vez nos hizo creer en todo lo contrario.
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