sábado, 28 de febrero de 2015

LA HORA 25


domingo, 28 de diciembre de 2008

ALREDEDOR DE "LA HORA VEINTICINCO" Por Edith Rodriguez.

Portada del Libro "La Hora 25"
Foto Google Internet

Edith Rodriguez
Escritora
ALREDEDOR DE "LA HORA VEINTINCINCO".Por Edith Rodriguez

Constantine Virgil Gheourghiu (1916-1992) escribió esta novela- su obra más conocida- alrededeor de 1946. Fue publicada en 1949, originalmemte traducida del rumano al francés y luego a otros 13 idiomas._____________________________________________________________________________________
Rumanía, 1938:

Un ingenuo campesino, Jannos Moritz, vive la invasión de las fuerzas alemanas cuando entran en su aldea de Fantana durante la II Guerra Mundial.
Dubesco, el capitán de la policía local acosa sexualmente a la esposa de Jannos, pero al fracasar en su intento, decide como modo de presión sicológica, deshacerse de Jannos, lo acusa de judío y aprovechándose de su posición de testaferro, lo envía a un campo de concentración alemán para judíos.

A pesar de sus reclamos y negaciones (él es en verdad cristiano) es enviado a un campo para judíos rumanos. Allí es forzado a trabajar en un canal de defensa anti-tanques. Pero para Jannos, todo es un simple error, pronto sus captores lo sabrán y lo enviarán de regreso a su familia.Confiado, realiza su trabajo con sana alegría, lleno de esperanza.

Un oficial nazi que lo observa trabajando a diario, decide "rescatarlo" y comienza la labor de probar que por su físico y facciones, Jannos (ahora Johan) es el biotipo de la raza "pura", el espécimen perfecto de un ario. Su vida da un vuelco, y ahora como "modelo de propaganda" lo convierten en un soldado de las fuerzas de la SS.

Finalmente, llegan los rusos al campamento, lo llevan a prisión, lo golpean brutalmente, y tampoco creen su historia. Es entregado más tarde a las fuerzas aliadas para ser juzgado por cooperar con el ejército nazi.
En el nuevo campamento, ahora en Alemania, se re-encuentra con Traian Koruga, el hijo escritor/diplomático del sacerdote de su aldea. Traian ha sido injustamente catalogado como enemigo foráneo.

En esta novela-crónica se repasan muchos personajes, pero el ahora Johann (Jannos Moritz) y Traian Koruga en su odisea, son las vidas que más nos acercan a la dimensión del terror y la desesperación. Johan Moritz es el hombre natural, de físico fuerte, estoico, honesto, trabajador, quien no se rinde a la desesperanza. Traian Koruga es el hombre civilizado, culto, conocedor, alerta, y por eso, desesperado. A estos dos hombres nos los presenta el autor como las dos divisiones básicas que conforman a los hombres de cualquier país: Jannos , quien aún cree y espera, y aunque sufre, calla porque no comprende. Lucha por sobrevivir, superando el presente; algun dia alguien escuchará su verdad y comprenderá...y Traian, quien sufre y lo expresa, porque al sí comprender la tragedia de su tiempo, cae en la deseperanza, que lo hace sucumbir. El nos cuenta que en los submarinos de guerra llevaban conejillos quienes avisaban a la tripulación cuando el oxígeno estaba al terminarse, porque morían seis horas antes que los humanos.

En el nuevo campamento, Johann es de nuevo alistado como soldado de ejército. Esta vez de las fuerzas aliadas. Se le advierte: - O aceptas o te vas a trabajar a un campo de ciudadanos de un país enemigo.

Johann/Jannos Moritz ha estado en 100 diferentes campos de concentración a lo largo de trece años....La nacionalidad de sus carceleros ha dejado ya de importarle.

Poco antes de morir, aún prisionero en el campo, Traian exclama: -"Ya comienzo a no poder respirar normalmente, "la hora" debe de estar cerca...".
La novela es un documento abierto de denuncia al nazismo, al comunismo y a la tecnocracia, el hombre sigue siendo usado como instrumento, como máquina...

El libro termina cuando el oficial encargado del campo donde queda Johan/Jannos Moritz, ahora al servicio de sus nuevos dueños, le da un cigarrillo americano que le pide un adolescente-prisionero, y revolviéndole el pelo, le ordena "amablemente": "KEEP SMILING, BOY, JUST KEEP SMILING..."

Posiblemente, ya descargadas y expuestas su frustación y su desilusión, ese es el mensaje final, el testimonio que nos deja Gheourghiu en La Hora Veinticinco: "Soy poeta, y por lo tanto, soy profeta".

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