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Cuba: Hasta aquí las clases; ahora le toca a las familias
Emilio Ichikawa
En la carta de desagravio que Eusebio Leal-Spengler enviara al millonario cubanoamericano José Valdés-Fauli, residente en Miami, el historiador emplea dos significativos adjetivos para distinguir a esta familia (los Valdés-Fauli): “respetable” y “antigua”.
La condición de “respetabilidad” justificaría que Leal-Spengler se haya tomado como cosa personal el agravio a José Valdés-Fauli por “haberse usurpado la propiedad de vuestra familia”. Espero que esta micro-reclamación, en virtud de la influencia e influenza de Leal-Spengler, no llegue como asunto de Estado a la mesa de Josefina Vidal-Ferreiro de López. (Ecured registra como esposo de la cotizada funcionaria al Sr. José Anselmo López)
Si el uso excluyente y discriminatorio del adjetivo “respetable” implica un doble problema político y moral, el uso del adjetivo “antigua” agrega un tercero, esta vez de carácter historiográfico.
En el calendario de la Revolución Fidelista de 1959, “antiguas” e “históricas” son consideradas las familias que se formaron en torno a la miaja de los asaltantes al Cuartel Moncada, los expedicionarios del yate Granma y los guerrilleros de La Sierra (los barbiafamados Rebeldes). Por ejemplo los Almeida-Bosque, los Valdés-Menéndez… y, por supuesto, los Castro-Ruz; tanto los de la rama Castro-Ruz-Soto del Valle como los de la rama Castro-Ruz-Espín.
En la mecánica del poder en la isla de las reformas raulistas, a Eusebio Leal-Spengler le conviene pan-plebeyizar el presente con la adjudicación del calificativo “antigua” a una familia de genealogía pre revolucionaria como los Valdés-Fauli. Con este ejercicio el mensaje del historiador Leal-Spengler es el siguiente: Mi familia no califica como de la clase revolucionaria “antigua”, pero ustedes tampoco; así que lo mejor que hacemos es dilatar inclusivamente el calendario de la aristocracia revolucionaria y otorgarle también la condición de “antiguas” e “históricas” a las familias de aquellos que nos hemos destacado en la institucionalización del Templo; es decir, de la Revolución Fidelista después de 1959.
El escenario que se perfila en la Cuba post fidelista de hoy es muy parecido al de la Francia post napoleónica. Una restauración en marcha donde el regreso de los Borbones y la aristocracia pre revolucionaria no podría consumarse sin admitir que una nueva aristocracia de origen napoleónico, menos añejada pero igual de pretenciosa, se había instalado en la vida francesa tras 1789.
No por gusto las autoridades cubanas siempre han recibido con mucho esmero a la princesa napoleónica Alix de Foresta, descendiente de quien el propio Eusebio Leal -Spengler considera “El Gran Corso”.
Es gracioso recrear la llegada de otro Napoleón al poder, el sobrino Luis, elegido presidente durante la Segunda República (1848) y posteriormente encumbrado como Emperador Napoleón III. Es como si en el 2048, luego de 30 años de que los Castro salieran del poder en ese prometido 2018, otro Castro ganara unas elecciones y en poco tiempo se proclamase Comandante en Jefe II.
Como muchos recordarán, el calificativo que en la jerga revolucionaria se daba a las familias que habían destacado en la sociedad emergida de la Revolución Fidelista de 1959 era el de “familia integrada”, a lo que se solía añadir algo que quizás se arrastraba de los tiempos de Fulgencio Batista: “que no ha tenido problemas con la justicia”. Salta a la vista que en lo de “integrada” hay una toma de distancia; pues quien se integra es alguien que llega, que se suma, pero que no estuvo desde el principio, o el origen.
El tono de la carta del historiador Eusebio Leal-Spengler a José Valdés-Fauli es tan servil, que al núcleo fuerte del poder político y militar cubano no debió gustarle mucho cuando el documento trascendió; de ahí que Leal-Spengler haya tratado de controlar los daños aprovechando una entrevista con un medio de Miami durante su presencia en Washington DC para la inauguración de la Embajada de Cuba. En sus declaraciones se hace evidente que el pizpireto historiador no contaba con que su carta se filtrara a El Nuevo Herald, el “libelo de la gusanera de Miami”, según le dicen los medios oficiales de la isla. O le decían, porque desde hace un tiempo el indicador sitio Cubasí publica con frecuencia casi diaria una glosa escandalosamente acrítica sobre lo que aparece enEl Nuevo Herald (o en Diario Las Américas).
La carta del semi leal Eusebio y otros eventos como la prudente visitadel Canciller Bruno Rodríguez-Parrilla al Ducado de Luxemburgo, a cuya casa pertenece la Gran Duquesa nacida en Marianao María Teresa Mestre Batista (Maritere en el merendero La Carrera de Key Biscayne), indican que se ha abierto la temporada para uno de los más viejos medios mediante los que las clases se conservan y multiplican: las uniones personales convenientes; especialmente las de tipo matrimonial.
-NOTA: Con propósitos vinculados a la investigación, el historiador Dr. Sergio López ha desarrollado a través de años de trabajo el concepto “grupo político de Fidel Castro”, que es imprescindible cuando se aborda este tipo de asuntos.
-IMAGEN: Familia Castro Ruz-Soto del Valle, “respetable” pero “advenediza”, si vamos a ser consecuentes con la perspectiva eusebiana de lo que es una “familia antigua” en el tiempo acumulado por la Historia de Cuba: telemundo
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