PACA
@Manuel
Prieres
Paca
provenía
de una familia conocida y respetada en la ciudad de Guantánamo gracias a que su
padre habia sido un intelectual de renombre y fama tanto en el país como en el
exterior, miembro de la Real Academia de La Lengua tambien; así como un hermano
de ella quien a los comienzos de la revolución había ostentado alto cargo de
la GUERRILLA en el poder; De modo que todo
ello constituía una si se quiere “Patente de Corso” para la impetuosa e interesante
mujer que la llevará a alternar –en tiempos de revolución- tanto con “cocuyos
como con “goticos”, con tirios como con troyanos.
Delgada,
alta, de porte interesante aunque no podría decirse que era una mujer bella.
Aferrándose siempre a proyectar una imagen equidistante de los convencionalismo
pueblerinos arraigados en la mentalidad de sus paisanos. Su don de mundo, su
basta cultura, dominando el francés y el inglés, como su condición de hija del
Poeta insigne que le arropará de arriba a abajo, era su carta de presentación.
Acercarse
a ella significaba el escaparse de la asfixiante atmósfera revolucionaria en la
sud oriental ciudad de Cuba.
Cuando
alguien tocaba a la puerta de la casa cita en la calle de Bernabé Varona, era
ella quien recibía al visitante.
Las
puertas de aquella casona estaban abiertas para todos.
El
interior de la morada con paredes tapizadas, cenefas, moviliario de gusto
victoriano, esculturas, horreos gallegos y asturianos.
Pinturas originales unas,
y copias otras. Espacioso patio con fuentecilla en el centro, jasmines de
noche, tres banquillos de madera pintados de blanco, marquesinas con vidrio de
vitral, el baño y la cocina con mosaicos de azulejos.
Pero
lo que mas llamaba la atención del visitante a la casa del Poeta era la
proliferación de libros saliendo al
paso por doquier. Folletos, revistas, manuscritos algo desordenados. No bastará
pues la gran biblioteca para cobijar
libros y mas libros, sino sobre las mesas, sillas, sobre las camas, en el
cuarto de baño; o sea que “el intelecto te salía a cada paso”.
Asimismo
una semi penumbra adueñada del interior del inmueble por rincones y
habitaciones.
Una cama de Brass y un letrero a la entrada
del aposento: “Maudi soit qui mali
pense”.
Existía
en el Guantánamo de los 1960s tres sitios donde muchos se daban cita para
airear sus existencias a modo si se quiere de antídoto ante el barraje
revolucionario que les caía encima.
Había
que “escapar” hacia el mundo de “Paca”
convertido en una especie de santuario.
Desde el
conocido miembro del Minint, pasando por chicos y chicas del Curato,
intelectuales de libros bajo el brazo devotos del “Caimán Barbudo”,
profesionales, jodedores, infiltrados, medicos, curas, monaguillos…
Paca:
protagonista de tórridos amores desde el joven
con quien se hubo de casar, hasta el enloquecido lance amoroso con “Caballo
Loco” que en un momento de la relación le dejaría signos de violencia en el
rostro.
Amistades
peligrosas como la del bayamés que se dedicaba a vender visas falsas de Mexico.
Amistades
de la UNEAC y del ICAIC procedentes de la capital que se daban cita en
la casa de El Poeta cuando bajaban hasta el Guaso y Paca era la
anfitriona que los recibía y agazajaba. Muy rentable aquello de lo mismo tratar
con “ñangaras” que con “gusanos”.
El
hecho de ser la hija de El Poeta era todo un privilegio que Paca sabía
aprovechar.
Pasaron
los años y aquel circulo de personas que la visitaban asiduamente comenzaron a
marcharse del país, unos escapando por la Base Americana de Gitmo entre ellos su
joven marido, como por Rancho Boyeros el “Caballo Loco”.
Se
fue quedando sola Paca entre las cuatro paredes de la casa de Bernabé Varona.
La
intelectualidad oficialista guantanamera siempre tuvo tendencia de ignorarla,
de pasarla por alto, acaso por su abolengo burgues, su linaje, que como
consecuencia la iria sumiendo en un ostracismo, un abandono, triste y doloroso
sin regreso.
La
Dulce María Loynaz guantanamera pudiera calificársele.
Vidas
paralelas muy parecidas: una hija de un general mambi (autor de la letra y
musica del himno invasor) y la otra hija de un laureado Poeta miembro de la
Real Academia de la Lengua.
¿Que
pudieran tener en común ambas mujeres?
Pues
sus respectivos hogares convertidos en santuarios.
En
esta crónica escrita con prisa he querido detenerme en uno de los capítulos
escenificados por esa potencia, ese personaje, que cubrió largos períodos de su espectacular vida.
El Patio de mi casa
El patio de mi casa lleno de vida
La luz es iris trémulo que pasa
Entre la fronda dormida.
Las campánulas trepadoras,
Las campánulas trepadoras abren su incensario,
Una clueca colma de ruido la hora,
Y los pájaros cautivos glorian este escenario.
Flores que miran,
Flores que miran con tonos y
matices,
Palomas que vuelan, libélulas que giran,
En torno a los cálices felices.
Perro blanco echado,
Perro blanco echado junto al quicio,
De puerta añosa.
El tamarindo ahilado,
Es como quien impone a los rosales juicio.
El Poeta.
A Paca.
a Flora Boti
Fue la varona de hierática reciedumbre
férreo apego al terruño solariego
perla y patrona de las arcas
diana de todos los tábanos.
AUGUSTO LEMUS MARTINEZ
A Paca.
a Flora Boti
Fue la varona de hierática reciedumbre
férreo apego al terruño solariego
perla y patrona de las arcas
diana de todos los tábanos.
AUGUSTO LEMUS MARTINEZ
La
hija de El Poeta.
@Manuel
Prieres
Miami
Beach
3-9-2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario