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LA MUERTE DE DIOS
Por Zaratustra (Friedrich Nietzsche)
Con frecuencia habla Nietzsche sobre la muerte de Dios. No es que pretenda demostrar que Dios no existe. Las demostraciones, el argumentarlo que dice, no significó nunca una preocupación para este filósofo del IRRACIONALISMO. Se contenta con afirmar o negar , de la forma más atractiva posible. Frases más o menos ingeniosas podríamos citarlas a montones, pero en ninguna de ellas se descubre el menor esfuerzo por justificar lo que afirma o niega. La muerte de Dios la considera como un hecho, no como el resultado o la conclusión a que llega tras sus deliberaciones. Comunica a la humanidad la muerte de Dios, es decir, la negación de su existencia, como si publicara en cualquier periódico el fallecimiento repentino de un conciudadano.
Zaratrusta se encuentra con un ermitaño que ha entregado su vida para rogar a Dios por los hombres, y comenta con nostalgia”¿Será posible? Este santo anciano, en su bosque, no se ha enterado todavía que Dios ha muerto”. Como quien dice: “Este señor no ha leído los periódicos”. Zaratustra es el personaje que utiliza Nietzsche para expresar sus propias convicciones, en la obra titulada “Así hablaba Zaratrusta”.
Las consecuencias de la muerte de Dios son varias. Algunas tan peregrinas como el vagar desorientado del “viejo papa que perdió su trabajo al morir Dios”. Sin embargo, dos son los principales efectos beneficiosos para el hombre que le ha reportado el verse libre de Dios: un aumento de su libertad y un mayor amor a la Tierra. “En otros tiempos el crimen contra Dios era el mayor pecado pero Dios ha muerto y con El han fenecido tales delitos. Ahora lo más terrible es pecar contra la tierra y tener en mayor estima las entrañas de lo inexplicable que sentido de la tierra”. Y con tono profético añade luego:”Os conjuro, hermanos míos, a que permanezcáis fieles a la tierra y no creàis a los que le hablan de esperanzas ultraterrenas. Son envenenadores, lo sepan o no lo sepan.
La moral predicada por el cristianismo es una moral de esclavos que exalta al debil y oprimido, afirma que el reino de los cielos es para el pobre e ignorante y hace del dolor un medio de santificacion.
La adversión de Nietzsche hacia el cristianismo no es una adversión hacia Cristo sino hacia ese pueblo personificado por San Pablo, Cristo es para Nietzsche es un ser patológico infantil pero no perverso. El verdadero fundador de la iglesia, con sus dogmas, secerdotes y milagros es Pablo Tarso quien representa el triunfo del secerdote sobre Jesus de Nazaret...
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