La introducción de la carne enlatada rusa en Cuba tuvo lugar después que la tiranía castrista inaugurara la Exposición Soviética en el Palacio de Bellas Artes de La Habana el 5 de Febrero de 1960.Y en verdad no esperaba que un día llegara a Hialeah.
Basado en experiencias personales puedo afirmar que al ya limitado nacionalismo cubano no lo afecta el haber comido por ejemplo suchi en Kioto o carne de puerco en el suburbio vienés Grinzing .Tampoco influye el típico desayuno guatemalteco,o el churrasco en el bonarense Tigre, las tapas de Madrid y el "fish and ships" que abunda en el londinense Greenwich.Para gustos se hicieron los colores y es válido comer lo que sea, si las circunstancias lo permiten dentro de un marco legal.
No obstante en Hialeah detrás de la carne enlatada rusa -repulsiva de acuerdo a la memoria que aún no me falla- pueden haber implicaciones que se inclinan a lo siniestro. Entre otras cosas ,¿que sucede con la carne norteamericana? Pero como si no fuera suficiente esa bazofia fue algo de lo mucho impuesto al pueblo cubano por el entendimiento entre el tirano cubano y El Kremlin, mientras en nuestro suelo habían alrededor de 5 millones de cabezas de ganado vacuno, 1 1/2 millón de cerdos y 10 millones de pollos.
.Quien crea que exagero le sugiero revisar el capítulo de Industrias Zoogenas de la Geografía de Cuba por Levi Marrero, un libro que durante la década de los sesenta fue prohibido en Cuba puesto que mostraba realidades económicas de nuestra patria contrarias a la propaganda del castrismo.En definitiva cabe mencionar de que manera, los asesinos y ladrones que han oprimido al país también desarrollaron la aún galopante miseria nacional.
Comer o no comer lo que sea casi me parece un dilema shakesperiano ,aunque al leer sobre la jauría de cubanos en USA y "las miserias humanas entre todos los cubanos en ese país'' a que se refiere una cubana en el anonimato, me tomo la libertad de recordarle que es en Cuba donde se encuentra la genuina jauría desde 1959 y que es allá donde las miserias humanas son algo cotidiano.
En efecto no hay cáscara peor que la del mismo palo .Sobran las evidencias al pensar en las masas que han gritado !paredón! desde San Antonio a Maisí,pero tampoco olvido digamos por ejemplo a los CDRs.
Cordialmente, Alberto Gutiérrez Barbero