martes, 21 de octubre de 2008

EL MITO DE LA REVOLUCION TRAICIONADA

Primer discurso del guerrillero Fidel Castro
al llegar a La Habana (enero 1959)
Manuel Angel Gutierrez
Autor del artículo

El Mito de la Revolución Traicionada.
Por Manuel A. Gutiérrez Fernández

Diciembre de 2006
(Renovado y ampliado en Octubre de 2008)


Cuando Fidel Castro entró triunfantemente en La Habana en Enero del 1959 yo no tenía ni siquiera 12 años. Había leído mucho sobre el Comunismo porque mi padre, español de Santander, me había enseñado lo horrible del Comunismo en España durante la Guerra Civil. Las turbas saqueando y matando, las Iglesias quemadas y los curas tirados a la calle desde los campanarios; el robo por parte de Rusia de todo el oro que España trajera de América, lo cual dejó al país en la ruina sin tener apoyo la moneda nacional. El robo de la plata y las joyas por parte de Méjico y Francia. Por lo tanto cuando yo oía la palabra Comunismo, temblaba.

Pero a esa edad, se me quitaba rápidamente y salía a jugar.

Yo había oído de varios adultos y de mi padre, que Fidel había, en previa ocasión, participado en un golpe político denominado “El Bogotazo” hacia unos años, donde un grupito de revolucionarios, después de un “golpe”, al apoderarse de la estación de radio local, habían anunciado a los que escuchaban, que “esta es una revolución marxista y comunista”. (En ese grupo, me dijeron mucho después, también estaba el Che.) No entendí nada a mis doce años, pero nunca me olvidé, porque me había hecho la idea mental de un peludo barbudo loco dando gritos con un micrófono delante al estilo de Germán Pinelli. (¿Se acuerdan de aquel “loquito”?)

Fidel, se rumoraba seriamente, había participado directamente en el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, candidato a Presidente de Colombia en las entonces próximas elecciones, un hombre considerado insobornable.

También sabía del discurso que el cuñado de Fidel, el Representante Rafael Díaz Balart, líder de la mayoría parlamentaria, había pronunciado a la Cámara de Cuba en el Capitolio Nacional en Mayo del 1955 al manifestarse en contra de la amnistía otorgada a Fidel después del asalto al cuartel Moncada. Díaz Balart les había prevenido de la clase de individuo que era su cuñado. Les previno no sólo que era Comunista, si no que era un loco fanático, y que él y su grupo querían sólo el poder absoluto y no aceptaban ningún tipo de pacificación.

Mi padre me contó también que Fidel había sido un gangster en la Universidad y que se rumoraba seriamente había matado a su tocayo Manolo Castro por la espalda en un bar, un líder universitario que le quitaba fama y respeto. También había asesinado a un guardia universitario llamado Fernández Caral. Fidel nunca se graduó de la Universidad de La Habana. También en eso mintió y engañó.

Muchos detalles se conocieron en Cuba durante los años en la Sierra Maestra, pero los cubanos odiábamos tanto a Batista que no quisimos escucharlos.

Los cubanos no somos dados a aceptar que nos equivocamos, es parte de nuestra herencia española y caribe. Somos muy “vivos”, y “nadie nos engaña!” Cuando Fidel empezó a hacer en Cuba LO QUE HABIA VENIDO A HACER DESDE UN PRINCIPIO no pudimos aceptar que nos hubiera engañado con sus promesas, con los rosarios que trajeran puestos sus milicianos, con las barbas jesucrísticas que mostraban sus secuaces.
Apenas una semana después de entrar en La Habana en aquel tanque de guerra, Fifo dio su mas alarmante discurso. Yo estaba solo en casa, mis padres habían salido esa noche. Seguía siendo un fiñe canuto que leía mucho, pero tuve que decidir por mi mismo sobre lo que decía El Canalla porque no había a quién preguntarle en ese momento.

En unos tres meses habrán pasado 50 años desde aquel día pero nunca me olvidaré del miedo que me entró al oírlo.

Fidel dijo en ese discurso que todo aquel que tenia una casa de apartamentos o una finca o mucho dinero en el banco, o lo había ROBADO el, o lo había ROBADO su padre o su abuelo; y se le iba a devolver al PUEBLO!

Mi padre tenía dos finquitas de casi un par de caballerías, y nuestra casa tenía dos apartamentos arriba que pagaban 45 y 35 pesos mensuales. Me acordé de lo mucho que había luchado mi padre por construir esa casa en Santos Suárez con la herencia del terrenito que heredara de su padre, gastándose casi todo lo que tenía guardado. Me acordé de pasear por la finquita La Manuela que mi padre y una tía tenían arrendado a un guajirito para que produjera algo y se mantuviera mientras cuidaba el lugar.

¡Me imaginé a las turbas entrando en mi casa y sacándonos a todos a la calle para juzgarnos por ladrones!

Pero pensé que era imposible que mi padre y mi abuelo fueran ladrones y que eso que había pasado en España NO PODIA PASAR ALLI! Mi padre tenia a muchos amigos que lo ayudarían y los Estados Unidos no dejarían que eso pasara!, ¡Qué va!

Ya más calmado, cuando volvieron mis padres les comenté lo que había oído y me acuerdo haberle dicho que cuando se enteraran sus amigos de esas barbaridades quitarían a Fidel y pondrían a un hombre bueno. No recuerdo las tantas cosas que mi padre dijera aquella noche, pero si recuerdo que me amenazó duramente si yo me atrevía a comentar el significado de eso con alguien. ¡De ninguna manera y con nadie!

Nunca pude comprender lo que pasó después. Varios vecinos se pelearon con mi padre por simples conversaciones donde el les quiso prevenir de Castro. Su propia madrina, una señora muy querida, le gritó que prefería a Fidel MIL VECES antes que a Batista. Su mejor amigo de juventud, del colegio y de la Universidad, se peleó con el también, y al verse dos años después en La Cabaña, presos los dos, tampoco lo aceptó!

Muchísimos de los “amigos” que discreparan hemos visto después en Miami, sin aceptar que se habían equivocado. Todos tienen la teoría de la Revolución Traicionada. Como si hubiera habido necesidad de una sangrienta revolución, como si las revoluciones son básicamente limpias y puras.

No. Fidel era un gangster asesino que tenía ideas comunistas desde joven, que se juntó con conocidos Comunistas como el Che, el capitán Alberto Bayo, Gutiérrez Menoyo, Camilo Cienfuegos, Juan Bosch, Rafael del Pino Sierra, Luis Fernández Juan y tantos otros. Se sabía en Cuba de las andadas de Fidel y de sus ideas y de sus “amigos”. Y se sabía del Comunismo. Casi todos somos descendientes de españoles, que sabían lo difícil que era soltarse al Comunismo una vez que se apodera del país. Pero es más fácil decir que Fifo traicionó a un movimiento puro, que admitir que nos dejamos engañar.

Eso es muy difícil para nosotros los cubanos.

Después del triunfo de la Revolución, cuando el 21 de Octubre de 1959 el Jefe de la Fuerza Aérea Cubana, Pedro Luis Díaz Lanz tuviera la osadía y el valor de lanzar sobre Cuba aquella carta suya a todos, aquella carta que delataba las canalladas y las barbaridades de Fidel, delataba el haber escuchado “de los propios labios de Fidel sus intenciones de introducir un sistema (en Cuba) como el que existe en Rusia”, la gente no quiso creerlo.

En menos de tres meses habrán pasado 50 años de aquel triste y horrible Primero de Enero. Se han averiguado una y mil veces las verdades sobre Fidel y de sus planes. Hasta los periodistas extranjeros se han “enterado”. Pero seguimos quejándonos de la “Revolución Traicionada”.

Ya da asco oir eso. Yo pensaba que éramos mas sensatos.

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