La historia del conservadurismo en Estados Unidos es bastante compleja. Al igual que el conservadurismo latinoamericano, el de EEUU se encontró, después de las Guerras de la Independencia, desproveído de una corriente monarquista y se expresó, por lo tanto, en la mantención del orden social existente y en la preservación de las instituciones republicanas emergentes, basadas en las ideas de George Washington, etc.
Para empezar, esto se hizo explicito en el "Partido Republicano Antiguo”, que se denomino en esas épocas, Partido Demócrata-Republicano de los Estados Unidos. Sin embargo, la dominancia de esas ideas “conservadoras” -particularmente la promoción de los intereses de EEUU a nivel regional y continental- pronto se hizo general, dando así nacimiento al llamado consenso americano[52] (ver también Doctrina del destino manifiesto.
En consecuencia en EEUU es más pertinente estudiar el conservadurismo en sus diferentes expresiones. Estas se encuentran -o afectan- a ambos partidos políticos. Se pueden distinguir tres corrientes principales:
Un conservadurismo social, fuertemente influido por el fundamentalismo cristiano, que se puede considerar como un descendiente directo de visiones protestantes acerca de la sociedad y su organización. Esta posición tiende a considerar que el gobierno tiene un papel legitimo en apoyar o incluso promover valores sociales y morales en la sociedad. Sin embargo, no hay un acuerdo general acerca de cuales serían exactamente tales valores, así, es difícil generalizar al respecto. Sin embargo, y muy en general, se pueden avanzar algunos principios comunes:
1: Observación estricta de las leyes divinas y principios religiosos. La ley civil debe basarse en principios morales.
3: el éxito individual y social es reflejo directo del “estado de gracia” que cada individuo y comunidad tenga (o no),[54] etc. Este conservadurismo es ideológico en que es “milenario” o tiene como fin implementar la la fundación de la Nueva Jerusalén. Sin embargo, y a diferencia de otros conservatismos, esta tendencia no favorece un estado fuerte (a pesar que es patriótica) lo que refleja (o ha dado origen a) versiones minarquistas.
A pesar que esta tendencia no esta organizada directamente como partido político, si tiene mucha influencia en la política, especialmente en materias de opinión publica. Entre aquellos que se podrían decir la representan encontramos por ejemplo, Bill O'Reilly; Rush Limbaugh; Jerry Falwell; Sarah Palin -la candidata a vicepresidente- y, quizás controversialmente, Pat Buchanan.
Otra alternativa, que se puede llamar tradicional o intelectual, en que se ve como heredera de lo mejor del conservadurismo tanto norteamericano como europeo, centra sus posiciones en una percepción del hombre como un ente eminentemente moral, valorizando principalmente el papel del orden y la religion como fuente especifica de sentido en la vida de los individuos y rechazando específicamente a toda y cualquier ideología.[55]
Este conservadurismo cultural, también llamado paleoconservadurismo por algunos de sus adherentes, enfatiza el papel de las opiniones de la autoridades tanto en las costumbres como en las leyes y el orden social. Igualmente promueve la función social de las jerarquías y fe, la familia “natural”, “libertad en orden”, etc.
Esta posición es explícitamente nacionalística -en que propone la persecución del interés nacional- pero es opuesta a toda extensión del poder político en el exterior de forma directa (a la manera del imperialismo europeo) proponiendo en su lugar la creación y mantención de alianzas con gobiernos cuyos intereses coincidan con el de EEUU.[56] Esta realpolitik ha dado origen a lo que algunos denominan neocolonialismo o Imperialismo Estadounidense. (Ver, por ejemplo, Doctrina Monroe, Gran Garrote, etc) y se puede resumir diciendo que ellos no se oponen a la extensión del poder de EEUU pero si se oponen a la creación de colonias y, específicamente, a propuestas de intervención en otros países a fin de promover principios políticos “progresistas” o democráticos.
Entre los representantes más conocidos de esta tendencia encontramo Samuel Phillips Huntington, Kathryn Jean López, Dinesh D'Souza y Russell Kirk quien trazo, en su The Conservative Mind (La mente conservadora), el desarrollo del pensamiento conservador en la tradicim³n estadounidense, a partir de John Adams hasta George Santayana dando una importancia especial a las ideas de Edmund Burke
La tercera corriente de nota es el neoconservadurismo. Esta tendencia ha sido altamente controversial, incluso para otros sectores conservadores, debido tanto a sus orígenes como objetivos.
La diferencia principal del neoconservadurismo con otras posiciones conservadoras se encuentra en materias de política internacional, acerca de la cual los neoconservadores abogan por políticas abiertamente intervencionistas a fin de promover democracia como las que mejor sirven el interés de EEUU tanto en el sentido de establecer y mantener una predominancia absoluta de ese país como a fin de mantener orden y paz a nivel internacional, incluso si esto implica que EEUU debe practicar el unilateralismo. En materias de economía, los neoconservadores son neoliberales
Acerca del origen se debe notar que entre los fundadores y principales teóricos de esta tendencia se encuentran muchos cuyos orígenes políticos se remontan a otras visiones -llegando a las posiciones presentes motivados por un fuerte sentimiento anti-comunista-. Consecuentemente están bajo sospecha, desde el punto de vista conservador tradicional, de tener posiciones “ideológicas”. Así por ejemplo, Irving Kristol fue, originalmente, trotskista mientras que Michael Ledeen fue un fascista[57]
La otra fuente teórica del neoconservadurismo se encuentra en la obra de un profesor de política -Leo Strauss- quien paso su vida en aulas y acerca de quien -durante su vida- pocos siquiera conocieron su nombre. Sin embargo, es dificil sobrestimar la importancia de Strauss para la vida politica de fines del siglo XX y comienzos del XXI.
Las posiciones de Strauss son enormemente controversiales y no solo para los conservadores en EEUU. Entre otras cosas, Strauss aduce que los argumentos en favor de la preeminencia de la democracia no son necesariamente correctos o libres de contradicción, por lo que se ganó una reputación como enemigo de la misma.[58] Conviene notar que esta posicion de Strauss se ha interpretado -por sus seguidores- como significando que no se puede tener por sentado que la democracia eventualmente se impondra en todos los paises ya sea a traves de la evolucion politica o debido al desarrollo natural de la razon o la educacion , sino que, por el contrario, es una forma politica que se ha implementado, historicamente, por la fuerza, y por lo tanto, puede o debe ser promovida de la misma manera.[59]
Strauss se inclina, notando que algunos pensadores de primer orden -tales como Platón- han cuestionado si los políticos pueden ser completamente honestos y todavía lograr los fines que buscan, por el papel esencial de la mentira piadosa en, por ejemplo, unir o guiar a los miembros de una sociedad, especialmente a fin de asegurar una sociedad estable.[60] [61] En su “The City and Man”, Strauss estudia los mitos delineados en La República por Platon, mitos usados desde entonces por políticos a fin de lograr y mantener cohesión social.
Esos mitos incluyen la proposición que las tierras de la “ciudad” le pertenecen a sus miembros como comunidad pesar que, en toda probabilidad, fueron adquiridas ilegítimamente y que ser “ciudadano” o miembro de esa sociedad se basa en cosas que van más allá que el accidente del lugar de nacimiento.
Así, desde el punto de vista de Strauss, la religión parece ser eminentemente un instrumento útil de la política. Esto ha dado origen a un debate acerca de si la posición Straussiana acerca de los valores es solamente utilitaria y desprovista del contenido de trascendencia o sentido del numen propio del conservadurismo más tradicional.[62] [63] algunos comentadores incluso sugieren que Strauss mismo era ateo.[64] Sin embargo esto es debatible[64] [65] [66]
De acuerdo a Strauss, en la filosofía política hay dos dicotomías centrales: una de la razón versus revelación. La otra entre lo tradicional versus lo moderno. Esta última dice relación a materias de la presentación pública de la tensión -posiblemente irresoluble- entre razón y revelación como fundamentos políticos y comienza con Maquiavelo, quien seria el primero de los modernos. Estos últimos, reaccionando contra la predominancia de la política basada en la revelación durante la Edad Media, la transforman -enfatizando el papel de la razón- en la política del mercado, dando así comienzo a los problemas políticos modernos.
De acuerdo a él, el liberalismo contiene una tendencia al relativismo (cultural y moral), lo que lleva a un nihilismo[67] que se expresa, en las democracias liberales, en una especie de vagabundeo intelectual careciente de principios o valores, en un hedonismo, un permisivismo igualitario que empapa la sociedad americana.[68] [69] Texto tomado de Wilkipedia de Google Internet
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