Emplazados en medio de la Modernidad Líquida, el enclave físico va cediendo su tradicional sentido enfático ante la idea de flujo que conlleva a confluencia de culturas y la coexistencia de alteridades que devienen expresión vital de un nuevo signo identitario, cada vez más definitorio de nuestro tiempo: la trans-identidad.
La Trans-identidad refiere a la sobrevivencia de una cultura más allá de su espacio originario. Siempre asociada --en tanto entidad cultural-- a la persistencia del yo desplazado, la trans-identidad presupone un acervo vital que sobrevive en el imaginario y se acrecienta.
La propuesta artística de Manny Prieres (La Habana, 1978) cuya primera muestra personal en la galería Spinello abre ahora sus puertas bajo el título What We Do is Secret /Lo que hacemos es secreto participa de esta problemática, erigiéndose intento de reconstrucción de la identidad cubana a partir de elementos emblemáticos que tipifican nociones esenciales de su historia y cultura.
Si en un principio Prieres se concentraba en el encuentro entre culturas suburbanas como expresión de esta pugna identitaria donde el punk para el artista encarnaba --incluso desde el punto de vista autobiográfico-- símbolo de esa necesidad de reafirmación y pertenencia tan marcado en la adolescencia, ahora el artista se detiene en símbolos cruciales de su cultura de origen. Se ubican entre ellos el machete, la virgen de la Caridad del Cobre, la caña de azúcar y la navaja.
Desde el punto de vista estilístico, la obra de Prieres sobresale por su virtuosismo técnico donde el dibujo va hilvanando minuciosamente hasta el más mínimo detalle como monje iluminista que paciente trabaja, palmo a palmo, hasta develarnos la riqueza final del esfuerzo magnífico.
Cualquiera de sus obras es reflejo de este proceso donde al grafito se suman la acuarela y el gouache, que funcionan como complemento iluminador del dibujo férreo y depurado que por momentos recuerdan calcografías de la alta Edad Media o el Renacimiento Temprano. Muchas veces, el gusto por el tema religioso --católico, en primera instancia-- enfatiza esta noción.
Mother / Madre, 2009, es sintomática en este sentido. Destacando en primera instancia dentro del conjunto de la producción artística de Prieres por lo inusual de sus dimensiones (72 x 52.5 pulgadas), la pieza funciona como colofón ineludible. Asistimos a una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, Santa Patrona de la isla de Cuba. Su manto incita a la sensación táctil, pareciera más labor de bordado que de dibujo. Desde la labor de orlado que a modo de mantilla española remata el manto, pasando por la soberbia cenefa y la bruñida corona, hasta el peto frontal del traje de la virgen, ningún pormenor es desatendido, como si en efecto, el acto de representación fuera una suerte de invocación que nos acercara a la deidad.
Sobre el torso de la virgen apacible, se cruzan dos machetes envueltos en una suerte de gaza teñida de rojo. La simpleza del gesto conlleva a la noción de transculturación asociada a la virgen, encarnación de Changó, orisha del panteón yoruba altamente venerado en la isla y al que se le atribuye el machete como símbolo que le distingue en tanto guerrero. El hecho de que estén cruzados propone nuevos sentidos, destacando el de cruce de caminos que engarza con la idea de cruce de culturas y trans-identidad tan cara a la obra de Prieres.
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