LA ULTIMA CONVERSACION DEL POETA
SOSTENIDA CON EL PADRE PASTOR GONZALEZ ANTES DE SUICIDARSE.
Dedicado a “La Comisión de la Verdad
Ariel Falcón”.
@Manuel Prieres
Ariel se había incorporado del sofa:
“Cierto, el UMAP hizo añicos gran parte de mis sueños e ilusiones depositados
en mis estudios y permanencia en La Habana. Había tenido que regresar al
Oriente a purgar mi cuota “delictiva”. Para mí el UMAP fué devastador y
lascerante ya que jamás, en los dos años
y medios de permanencia en aquellos inhumanos campos de trabajos forzados, pude
acostumbrarme a la vida de paria, de
penurias, enfermedades, golpizas y miedo constante. A diferencia de
otros de mis compañeros, nunca acabé por adaptarme a la infamia oficial
fríamente calculada y ejecutada para triturar. Mi instinto de conservación
sencillamente que no funcionó. Las horas, los días, los meses, los años, se
tornaron un martirio.
“Cuando
mi hermano enfermó de gravedad…pude venir a verlo porque antes, a ex profeso,
me corté con la “mocha” el tendón de la mano derecha. Todavía la cicatriz es un
verdugón, !mire, Padre! (le enseñó la mano estropeada). Sí, demencial, pero era
la única forma de estar junto a mi hermano. A tiempo llegué para permanecer a
su lado a la hora de la muerte de aquél que era sangre de mi sangre”.
Ariel contempló a Pastor: “Usted
tiene que entender que he tenido mala suerte. Cuando por fín fuí liberado del
UMAP , atrás quedaban dos años y meses de mi vida. Regresé, y primero que todo
gestioné mi reincorporación a la
Universidad de La Habana. Y ¿cuál fué el resultado?: “Negativo, ciudadano: su
expediente dice que fue castigado en el
UMAP por lacra social”.
“Un día, con mi ración a las
espaldas, toque a las puertas del MICONS
(MINISTERIO DE CONSTRUCCION) solicitando trabajo. Lo conseguí gracias a mis
altas calificaciones de bachiller y casi universitario. Aparentemente en
aquella Unidad del gobierno no interesaba tanto mi pasado de desterrado. Fue
entonces que me animé algo, participé con mucho entusiasmo en las actividades
de nuestra Parroquia y hasta gané el Primer Premio Literario en el género de Poesía
que patrocina anualmente nuestra Parroquia; pero la mala suerte otra vez me
asaltó porque la noticia de mi poesía
Premiada corrió como un reguero de pólvora hasta llegar a oídos de los
comunistas. Un día estando en mi trabajo se me acercó el jefe superior, un veterano
comandante de La Sierra, y me “escupió”
en tono de pocos amigos:”Sabemos que estás escribiendo poesía contrarrevolucionaria,
aconséjate, porque eso te va a perjudicar”.
"No pasaron muchos días de mi desdichado
encuentro con el comandante, cuando
estando laborando en mi Departamento se me informo que integraría una Brigada
Voluntaria de apoyo en los cortes de caña de la zafra gigante de los 10
Millones. Ahí estaba inflexible la represalia por “haber escrito poesía
contrarrevolucionaria”. Y era conmigo la cuestión porque al resto de mis compañeros de Departamento no se les molestó.
Lo demás ya lo conoce, Padre. A la hora de subir al camión me vino un
desmayo que si bien evitó me llevasen a
la agricultura movilizado permanente, significó la desgracia que a partir de
ese momento mi salud quedaba bastante afectada pues aquello había sido un
principio de derrame cerebral."
(Continuará
con una cuarta y última entrega)
No hay comentarios:
Publicar un comentario