lunes, 8 de mayo de 2017

ZOE DESDE PARIS


PRECISIONES NECESARIAS.
Desde ayer, o sea desde el final de las presidenciales francesas no he parado de recibir mensajes y comentarios de cubanos, la mayoría provenientes de Estados Unidos -muchos de ellos dudo que ni siquiera hayan visitado alguna vez Europa-, y más específicamente desde Miami. Agradezco los mensajes de todo tipo, pero por el contrario no acepto ni tolero aquellos que se burlan y hasta insultan a mi país y al país de mi hija, Francia. Ahórrenselos.
Durante ocho años Estados Unidos eligió a un presidente musulmán y socialista y buena parte de los cubanos que vivimos en esta parte del mundo respetamos la decisión de un fragmento importante de la sociedad norteamericana, aunque no nos gustara ni la aprobáramos.
Por otro lado, ocho años de un musulmán socialista en la Casa Blanca no obligó a ningún ciudadano norteamericano a hablar árabe (como me han sugerido algunos cubanos con su sinsentido habitual que sucederá en Francia a partir de ahora con Emmanuel Macron como presidente, que no es ni musulmán y aunque fue ministro socialista tampoco se ha declarado socialista. Veremos). Tampoco se destruyó Estados Unidos (como pretenden que Macron destruirá Francia), por mucho que lo hayan socavado.
Francia lleva décadas bajo las amenazas y ataques terroristas. Desde mucho antes de la época del socialista François Mitterrand y también durante los mandatos de Jacques Chirac, presidente de la derecha tradicional francesa. No nos resignamos. Como supongo tampoco se hayan resignado los ciudadanos norteamericanos tras los ataques del 11-S del 2001.
Dicho esto, el árabe es un idioma que también hablan cristianos, coptos, y judíos, en el mundo árabe y en el mundo occidental. Es un idioma más, en el cual se han escrito innumerables obras literarias, como por ejemplo 'Las mil y una noches', que contiene historias populares persas escritas en árabe clásico. Recomiendo su lectura. Así como los bellísimos poemas de Adonis, poeta persa (en la lista de los Premios Nobel de Literatura), y de Venus Khoury-Ghata, poeta libanesa. Por poner dos ejemplos contemporáneos.
Del mismo modo hablo para los cubano-españoles que también envían sus puyas y ataques bajos y asquerosos: Han vivido un retongal de años con el tontorrón de Zapatero, que fue peor que Hollande, y lo sigue siendo (vean su intervención en Venezuela en apoyo a un criminal dictador, al menos Hollande se ha quedado discreto), y se respetó la decisión democrática de los que lo eligieron por dos mandatos. Ni hablemos de Podemos con el Iglesias y de las alcaldesas Carmena-Colau y de toda la mierdeta populista que les gobierna desde diferentes escenarios del país.
A los cubano-alemanes, bueno, primero záfense de Merkel, a ver a cómo tocamos, y desp
ués hablamos.
En cuanto a las amenazas directas, siempre por parte de algunos cubanos, de que ahora sí que nadie vendrá a salvar a los franceses como sucedió durante la 2da Guerra Mundial, lo que nadie discute. Les recuerdo que los que desembarcaron en Normandía eran ciudadanos norteamericanos. No sé si hubo algún cubano entre las gloriosas tropas estadounidenses. Pero si los hubo, contados con los dedos de una mano, sobrarían dedos. Si los franceses hubieran debido esperar por una obra caritativa de salvación (tal como lo ven) por parte de los cubanos, vistos los 58 años de dictadura castrista de los que ni ellos mismos han sabido salvarse (y me incluyo), entonces Francia estaría todavía ahora mismo, según sus propósitos, hablando alemán y sumisa bajo la bota nazi.
De modo que, una vez más, no estrujen que no hay quien planche. Y a todos los supuestos politólogos que predecían que ganaría Le Pen y que ella era igualita que Trump. ¿Ven cómo no fue así? Perdió por lo bajísimo. ¿Y saben por qué perdió de tal modo? Pues por simple matemática, Le Pen no es Trump. No hicieron caso de una persona de derechas, pero por encima de todo libre, que hace 27 años que vive en este país, y que como mujer, como escritora, como periodista, y como todo lo que ya conocen que soy, ha dedicado un tiempo respetable a seguir la carrera política de los protagonistas políticos de este país, mi país.
De nada. Bah. Lo que trajo la balsa.
Zoé Valdés.

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