CRONICA DE LOS ULTIMOS MOMENTOS FRENTE A LA CASA DE ELIAN EN LA PEQUEÑA HABANA ESPERANDO EL FALLO DEL TRIBUNAL SUPREMO.
Por Manuel Prieres
Era al filo del medio día del miércoles 28 de junio del 2000.
Quería yo esperar el desenlace final en el mismo sitio donde un 1ro. de diciembre de 1999 un niño de cinco años aún bajo los efectos de la deshidratación en el mar, entraba a una modesta vivienda de la Pequeña Habana cogido de las manos de su tío abuelo Lázaro y su prima Marisleysis.
El sol caía inmisericorde en la Pequeña Habana al llegar yo. Me detuve frente a la casa donde por espacio de cinco meses Elián González Brotons vivió.
Eramos alrededor de cien personas en la llamada "Plaza de Elián".
Numerosos medios de comunicación se daban cita mezclándose con los "vigilantes" que por espacio de siete meses habían permanecido cuidando los sueños del Niño de los Delfines, primero; y después su recuerdo.
Una perra negra que inmediatamente reconocí como el mismo animal que siempre jugaba retozonamente con Elián, apareció en el patio. Le silvé para que se me acercara. La persona que estaba a mi lado me advirtió que tuviera cuidado. No le hice caso. La perra se detuvo ante mí, y comencé a acariciarle la cabeza mientras movía su cola. En sus ojos la mirada noble y limpia que sólo los perros poseen. Todos en la Plaza de Elián la llamaban "mama".
Se escuchó el ruido de una motocicleta. Era un policía uniformado. La perra al divisarlo pareció querer derrumbar la cerca para atacarle. ¿Acaso reminiscencias aún de aquella terrible madrugada del Sábado Santo cuando los marshall se llevaron a Elián a la fuerza? Vaya usted a saber.
En un momento dado comenzó a percibirse entre los productores de las televisoras presentes cierto nerviosismo colectivo. Se tocaban constantemente los intercomunicadores que llevaban en sus oídos. Los reporteros se maquillaban como si fueran a "ir al aire en cualquier instante". Los "vigilantes de Elián" se reunían alrededor de radios transitores. Todos los presentes intuíamos que algo iba a ocurrir.
Y la noticia llegó, esparciéndose como un reguero de pólvora de inmediato:¡El Tribunal Supremo daba el caso por cerrado al desestimar una revisión del fallo emitido en Atlanta días antes presentada por los abogados de Lázaro González. Por tanto Juan Miguel González podía regresar con su hijo Elián a Cuba cuando lo deseara!
Y ardió Troya. Los sentimientos y las pasiones se desbordaron frente a la Casa de los González. Sollozos, gritos rayando en la histeria, imprecaciones. Una mujer fuera de sí y hablando en perfecto inglés, la cogió con los mass media presentes acusándolos de no esforzarse en investigar y cubrir la vida de Elián junto a su padre biológico en EE.UU. como lo sí lo habían hecho con Los González de Miami. De las gargantas de algunos de los "vigilantes de Elián" salían exclamaciones como éstas: "¡Los jueces se lavaron las manos como Pilatos! ¿Dónde están ahora los que hacían las cadenas de oraciones todos los días aquí? ¿Dónde están los dirigentes de organizaciones, los políticos, los artistas que antes estaban aquí como el arroz blanco? ¿Por qué el mediodía del l3 de abril sí estaban aquí, y ahora al mediodía del 28 de junio,no?
Era cierto. La gran mayoría de las fuerzas vivas brillaban por su ausencia en los minutos finales frente a la Casa de los González. Pero era comprensible. Muy pocos son los que quieren permanecer en el campo de batalla cuando llega el Waterloo.
A diferencia de días anteriores, ni un policía uniformado se podía divisar a una milla a la redonda; aunque sí un "vigilante de Elián" con el traje de "Security" sentado debajo de un árbol protegiéndose de las inclemencias.
Casa de Los González en La Pequeña Habana- Miami.
El sol seguía desplomándose inmisericorde sobre nuestras humanidades. Miré una vez más el pequeño portal-patio de la Casa de los González. Y me pareció escuchar en secuencias todos los sonidos que se produjeron en él a lo largo y ancho del apretado e inolvidable Week End de libertad de Elián González Brotons (5 meses). Cánticos, himnos patrióticos, discursos relámpagos, declaraciones. "Yo quiero, que no me regresen pa Cuba": la primera declaración pública hecha por el niño Elián al señalar hacia un avión que pasaba mientras jugaba al judo con otros amiguitos en el patio de la Casa de los González. El chirrear de gomas de los autos oficiales cuando los marshall llegaron gritando y armados hasta los dientes el Sábado Santo. Golpes secos contra la puerta de entrada. Gritos mezclados con el sonido de los roceadores de gases lacrimógenos. En el interior de la casa mucha sorpresa, confusión, terror. El desgarrador y prolongado llanto del niño sacado violentamente cargado y en calcetines de la casa para ser ingresado a toda prisa en un Van celular. ¡Bingo, bingo!: las exclamaciones eufóricas salidas de las gargantas de los marshall al consumarse la triunfante operación comando.
El Marshall, el niño Elián, y el pescador donato. (FOTO: ALAN DIAZ - AP).
Piedras y objetos contundentes lanzados contra las estructuras de los autos oficiales que se batían en retirada llevándose a Elián para siempre.
Un vendedor de refrescos -ese mediodía del miércoles 28 de junio- no tenda manos conque atender a todos los sedientos que nos dábamos cita frente a la Casa de los González. Compré una botella de agua. En el cielo se posaba un helicóptero tomando vistas desde las alturas.
Las banderas estadounidenses, cubanas y de otras nacionalidades frente a la Casa de los González parecían mustias: no había brisa. Una de las "vigilantes de Elián" comenzó a retirar numerosos objetos regalados al niño colocados sobre la cerca de peerles...como banderitas, estampitas, poemas escritos en papel corriente, pinturas y dibujos, cartelones con leyendas escritas con rapidez y no muy bien pensadas algunas; pero no pudo continuar la voluntarista en sus propósitos porque otras personas se lo impidieron. Aquellas ofrendas pertenecían a los que las habían colocado allí, y nadie podía removerlas caprichosamente.
La perra negra "mama" había desaparecido del patio. Posiblemente para ella también ya era "over".
Respiré hondo. El sol me seguía achicharrando. A pesar de ello, la misma tranquilidad y paz que siempre me embarga cuando estoy frente a la Casa de los González, ahora también la experimentaba.
Me retiré de frente a la Casa de Elián, no sin antes escupir una sentencia: " Mi eterno desprecio para los nuevos fariseos, los nuevos centuriones y los centros de poder que apostaron siempre por el regreso de Elián González Brotons al status quo comunista de Cuba. En sus conciencias llevarán la penitencia".
Fui en búsqueda de mi auto. Miré para atrás, y ya sólo pude divisar las enormes antenas parabólicas propiedad de los más importantes y poderosos medios de comunicación del mundo...dados cita en La Pequeña Habana por meses.
Masada (Israel), Numancia (España) El Alcarzar de Toledo (España), La Ciudadela de Os Palmaire (Brasil), El Alamo de San Antonio-Texas, el Castillo de Chapultepec y los niños cadetes (Mexico), Waco y finalmente La Casa de los González de la Pequeña Habana-Miami: todos ellos -sin excepción- "santuarios asediados" donde sus pobladores lucharon hasta el final.
¡VIVA LA LIBERTAD!¡HUUURRRAAA!