Foto Prieres
"No hay que preocuparse por la bulla de los
viejitos chupamandarinas que no van a ninguna
parte"
Reportaje de Wilfredo Cancio Isla/ El Nuevo Herald
Foto Pedro Portal/El Nuevo Harald
de la Puerta de Alcalá-Madrid
Foto Google Internet
AQUELARRE EN LA COVACHA
Por Manuel Prieres
Por Manuel Prieres
A lo largo de cincuenta años el cubano ha recibido todo un arsenal de “adjetivos peyorativos” por parte del gobierno central comunista de La Habana.
Y cuando pensábamos que dichos stocks ofensivos se habían agotado, nos cae el penúltimo mote: “Viejitos Chupamandarinas”.
Vayamos a La Covacha – Bar Restaurant
Viernes 11-21-08
9.00 de la noche.
Era el sitio donde iba actuar Paulito FG ...después de echar un buche de ruindad militante sobre las víctimas y enemigos de Fidel Castro aquí en nuestras propias narices.
A “lo Patria o Muerte” estaba a punto de comenzar su actuación en la Covacha.
Me di cita en la avenida 107 y la 25 calle del North West, y al llegar observe un desproporcionado despliegue policiaco –en uniforme unos y otros encubiertos-. Pareciera como si hubiera llegado a la Covacha Silvio Rodriguez. Y, por supuesto de ser así, había que protegerlo a él no a nosotros.
Como era de esperar Saavedra y su Vigilia Mambisa ya estaban enfrentado a “Los permuteros” que iban llegando a aquello que se llama La Covachja, pero a mí, en aquel momento de la noche, se me antojó como un tugurio fantasmagórico de los tantos que proliferan en los bajos fondos miamenses hoy en día. Vaya, un Aquelarre de brujas.
Lo único que brillaba eran las luces de cerca de 30 vehículos celulares policíacos y las pupilas de un centenar de cubanos exiliados en la acera del frente.
El sonido de gargantas llenas de santa ira se esparcía. Fue cuando un uniformado que decía I don’t Speak Spanish (pero que tenía pinta de latino) le pidió a Saavedra el “permiso para la manifestación” y que “estábamos en propiedad privada”.
Saavedra no había tenido tiempo de conseguir el permiso.
Un policía cubano, del Metro, fungiendo como intérprete nos dijo bien claro “Que por no tener permiso y estar en propiedad privada, teníamos que marcharnos”.
Saavedra quiso explicarle a los dos uniformados –uno de la ciudad del Doral,y el otro del Metro- que “todo había sido muy rápido”…
Pero el policía que no hablaba español ¿? y era del Doral, volvió a decirnos ¡que teníamos que marcharnos de frente a La Covacha!
Me acerqué al oficial cubano del Metro que nos servía de intérprete, y le dije en forma respetuosa: Oficial: sabe usted que ese artista Paulito FG que va a actuar en La Covacha, hace pocas horas declaró a la prensa de Miami que”Fidel Castro es lo máximo, y que todo lo que él era se lo debía al comandante”.
El joven cubano de la policía del Metro me respondió: “Lo se. Y si no estuviera con este uniforme puesto, estaría con ustedes”.
Saavedra terminó la conversación con el policía que no hablaba español, y nos dijo que nos replegáramos hasta la avenida 107, frente al garage de la Shell.
En fila India pasamos por delante a la entrada de La Covacha –totalmente a oscuras- mientras los “ Permuteros” vociferaban contra nosotros, y por supuesto que les respondíamos a ellos también.
Fue cuando hubo un incidente con Ramón “Ramonín” Rodriguez que al pasar frente a La Covacha unos “Permuteros” se metieron con él diciéndole:”¡Ustedes fueron los que pusieron a Fidel Castroi, nosotros no! A lo que Ramonín les respondió, “pero ustedes los han mantenido”. De inmediato un mulato “guayabú” le fue para arriba a Ramonín, mientras uno de los tantos policias del Doral hizo como para sacar su tolete, a lo que Ramonín le espetó: “Si me das con eso, me matas”. La television hubo de recoger dicho incidente. Mi cámara también.
En ese momento me di cuenta que hay un tipo de cubano que no quiere entendernos a los exiliados. Tienen sus aspiraciones aquí, su chequera aquí, pero su corazoncito, allá, con el comandante, porque son su obra.
Lamentablemente el drama cubano que llega a los cincuenta años ha sido muy largo. Demasiado largo. Demasiado escabroso, Demasiado complicado.
Cuando llegamos al sitio donde la policía nos ubicó, la 107 avenida frente al garage Shell, comprobé algo muy interesante y esperanzador: eramos alrededor de 150 manifestantes. Todo un corte seccional del Exilio Tradicional Cubano (mas bien conocido como “Histórico”).
Esos cubanos –hombres y mujeres- entraditos en años siempre presentes. Pero en esta oportunidad habían muchos jóvenes -hombres y mujeres- llenos de vigor y repulsa. Padres con sus pequeños hijos cargados al hombro para que sus retoños bebieran de la experiencia, de la continuidad, del deber. Un joven había ido con las dos piernas rotas. Me pareció ver en todo aquello una voluntad, un compromiso, que desde Elian no se veia entre los exiliados.
Para bochorno solamente un representante de la Farandula miamense y el periodismo radial nos acompañaba en la avenida 107: Javier Seriani. Ese argentino polemico y desenfadado pero que nos acompañaba. Hay que agradecérselo.
NI un solo oficial electo de Doral y el Metro se apareció. Tan necesarios que habrían sido al servir de intermediarios entre la Fuerza Pública y los Manifestante. Porque lo que ocurría en las inmediaciones de La Covacha, no solamente era un problema “de orden público”, era también un problema de compromiso como exiliados.
NI un periodista de nuestras emisoras radiales.
En cuanto a la dirigencia de nuestras organizaciones exiliadas cubanas solamente estaba ILEANA Curra por el Consejo Por la Libertad de Cuba.
En un momento que un grupo con Saavedra quisimos acercarnos más a los “Permuteros” que pasaban frente a nosotros con desenfado y chusmeria en unos, e intentar nosotros ir hacia el parqueo de un Banco Comercial. Un policía del Doral, hablando en español, dijo que “nos iba a meter preso a todos”. Yo le dije al oficial: “¿usted cree que ese padre que tiene a su hijo de cinco años cargado en sus hombros ha venido aquí a crear problemas?” “ Señor, ese cubano ha venido aquí por un problema de dignidad que quiere transmitírsela a su pequeño.” ¿”Los va a llevar presos”?
El policía optó, entonces, por pedirle a Saavedra su licencia de conducir confiscándosela. Tuvimos que regresar nuevamente a la 107 avenida.
Al retirarme horas mas tarde de los alrededores de La Covacha, concluí en algo que empece a darme cuenta desde la victoria del 4 de noviembre, cuando derrotamos en las urnas la intención de unos politicos de demostrar que los cubanos en Miami habíamos cambiado en cosas fundamentales. Los resultados electorales demostraron que no.
Y es que a partir del 4 de noviembre he notado como un renacer de los viejos tiempos. Los exiliados continuamos siendo esa Entidad indestructible sedimentada en demasiadas cosas importantes a la altura de 50 años.
Respetamos a cubanos de otras generaciones, otras experiencias, otras circunstancias. Solo le pedimos que sean más respetuosos, humildes a la hora de hacer un juicio sobre nosotros. Que se busquen un tiempecito y se sumerjan en la historia del exilio cubano. Mas que exilio: “La Nación Cubana Fuera de la Isla”.
Por tanto, no nos merecemos que se nos diga que somos unos chupamandarinas en forma ligera, ignorante, estúpida, o mal intencionada con segundas, terceras, cuartas y quintas.
Para concluir, digamos que de la misma forma que el Arco del Triunfo de la Puerta de Alcalá de Madrid no se merece que digamos que los impactos que tiene en su estructura provienen de los tiros cuando la guerra civil. Hagámos justicia y honor a la verdad reconociendo que los cañonazos recibidos fueron propinados por el ejército de Napoleón.
A lo mejor hubiera sido más fácil para los madrileños un poco de cemento y borrar así todo vestigio de los impactos en el Arco del Triunfo de Madrid para que esa forma nadie preguntase y hubiera que rectificarlo. Pero no. Ese “borrón y cuenta “ nunca lo perdonaría ni la historia, ni la verdad, ni la justicia, ni la nobleza.
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