Foto en el Nuevo Herald
Foto Google Internet
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Por Emilio Ichikawa
El equipo cubano de béisbol regresa a La Habana después de haber perdido en San Diego frente a Japón 5 carreras por 0.
Ellos hicieron lo que pudieron hacer; y lo que les faltó, no creo que fuera adjudicable a su probada calidad como deportistas sino a toda la presión moral, política y policial que les embargaba. Se notó en el choque.
No vi un solo jugador, ni un directivo del team Cuba, reírse durante los nueve innings. No los vi relajados; tampoco felices, ni siquiera alegres. Se entiende: los cubanos no jugaban sino, una vez más, trataban de cumplir con el encargo de "hacer historia".Esa presión condujo al desgano. Y el desgano a la descortesía.
El descarado pelotazo que García propinó después del triple de Ishiro en el octavo me recordó muchísimo a la indisciplina del taekwondista Angel Valodia Matos en los pasados Juegos Olímpicos de Beijing.Higinio Vélez utilizó seis lanzadores: Maya, González I, Jiménez, González II, García y Betancourt.
El pitcher abridor lo hizo muy bien, hasta que en la cuarta entrada a Yoennis Céspedes le cayó la pelota del guante al hombro en el fondo del jardín central y Japón anotó dos. Suficientes para que Hisashi Iwakuma se anotara la victoria.
Pero el joven jardinero cubano no es culpable: aunque él se situó incómodo, a Yunesky Maya le habían dado duro en esa entrada; por otra parte, Céspedes consiguió base y triple en dos veces al bate posteriores … como para compensar.Yo creo que fueron los nervios. Y el temor a lo que significaba perder o, como alguien dijo ya desde el primer juego frente a Sudáfrica en este Clásico Mundial, no ganar por una ventaja suficiente.
Lo demuestran varios sucesos: los constantes paseos de Higinio en el banco; las entradas excesivas de Pestano y sus innecesarias chácharas con los lanzadores; el box de González I (otro Darcourtcito jorocón y desconcentrado) y su posterior desencuentro con el receptor tomado por las cámaras; la citada acción antideportiva de García…Agregando a lo anterior, claro está, la impecable actuación de los japoneses que, aunque hicieron un par de esas jugadas conservadoras que a los cubanos no nos gusta, trabajaron sin error y batearon ocho hits en un partido cerrado. Creo que, al final, también quedó claro que más allá de cualquier mala racha un jugador como Ishiro siempre debe alinear.
Ese tipo de pelotero, cuando llega la hora, hace lo que tiene que hacer. Es lo que decía Jorge Fuentes de Lázaro Vargas y Víctor Mesa ya en el ocaso de sus carreras.Para terminar algo muy personal: no me gusta para nada la presencia del Dr. Castro Jr en el equipo de pelota cubano. Como diría un querido amigo: además de pesao, es demasiado “afocante”.
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