Catedral de Burgos
MADRID
Febrero
25, 1973
Hoy
a las 8.30 de la mañana, FIDEL PARENTE (un cubano de mi pueblo y
amigo) me planteó trabajar en el interior de España. El asunto es
el siguiente: distribuir propaganda de una conocida firma comercial.
Acepté. Mi mujer me preparó a toda prisa “algo” para viajar, y
veinticinco minutos más tarde, ya estábamos en camino.
Hacía
pocas semanas que había nacido mi hijo Manuel Angel Prieres.
A
la salida de Madrid -en dos coches más- aguardaban otros cubanos que
también trabajaban en la propaganda; y, entre ellos, una buena
mayoría de guantanameros como yo.
Se
inició el viaje por carretera, Fidel y yo, íbamos en un coche
Seat-600 (el más popular y pequeño fabricado en España), que
estaba bastante usado. En el grupo, además, iban dos muchachas
(cubanas) las que daban cierto atractivo y frescor a la comitiva.
Esta
es la primera vez -desde mi llegada- que salgo de la capital Madrid,
por eso la carretera me parecerá algo conocido pero que tiempo ha no
transitaba. Había nacido mi hijo Manuel Angel y había que “batir
el cobre” por los caminos de la Península.
De izquierda a derecha: Fidel Parente, Chichi Pérez, Luisito Prendes, Ulises Cabrera
la "canalla" guantanamera.
la "canalla" guantanamera.
A
medida que avanzábamos, me maravillaba más de lo que mis ojos
veían: ¡Todo un impresionante y hermoso cuadro real de la tierra
castellana! Una tierra que a la
distancia, en el horizonte mismo, parecía descomponerse en gama de
conocidos colores por mí: “ rayas o franjas de disímiles verdes y
anaranjados, llegando a veces al ocre. Punticos blancos de una nieve
que no se va, que resiste aunque estemos a finales de febrero”.
El
600 subirá más y más. Calculé, en un instante, como unos 2,000
metros o más sobre el nivel del mar.Empecé a notar la altura; pues
mi respiración se me aceleró y en los oídos una sensación cada
vez más acentuada de embotamiento.
Pueblos
pequeños de casas de piedra y el techo de tejas rojas. Pastores con
sus compañeras ovejas (¡que solitaria me parece la vida de ambos:
pastor y ovejas!) Nos detenemos en un “puerto” de montaña a
comer un bocadillo...¡Brrr...qué frío!
Llegamos
a Burgos, nuestro destino será Santander.
Acompaño
a Fidel Parente quien maneja el 600 Seat.
BURGOS
Ciudad
pequeña, pero con el atractivo de todas las ciudades de la antigua
España. Una Catedral muy Grande y vieja. “Estilo Gótico” -me
recuerda uno de mis compañeros-. Los vitrales de sus grandes
ventanales me producen cierta confusión. ¿Acaso habrán estado por
aquí los arabes? Sin embargo, esta bella realizada reliquia me ha
parecido aislada, tristemente abatida por el tiempo. Si se quiere, un
poco olvidada por los hombres de estos tiempos, aunque llame mucho la
atención a otros hombres de hoy como yo.
Llenamos
de proteínas nuestras humanidades y seguimos camino hacia Santander.
Comenzamos
nuevamente a subir. En el horizonte, los picos helados de no sé que
montaña. La carretera corta autoritariamente los grandes
promontorios. A la izquierda, un paredón natural nos impide ver; a
la derecha precipicios. Un abismo adornado, allá, en su mismo fondo,
por serpenteante y verde arroyuelo: nacido de las aguas, antes nieve,
que el deshielo las hacen precipitarse con toda fuerza hacia el
estrecho valle y recogidas por el bondadoso riachuelo.
Todo
lo que la vista domina son lomas, laderas y pequeños valles. Por
primera vez en mi vida veo por mis propios ojos al minifundio tan
bien descrito por Blasco Ibañez (aunque -por supuesto- estos no sean
a los que se refiere el insigne escritor). Numerosos centenares de
pequeñas parcelas de tierra distribuidas o separadas por cercados de
piedra. Y de fondo, a estos primitivos corrales petreos, como
alfombrada, la nunca ante vista “alfalfa”: ya grande, ya verde,
ya lista para el ganado confinado en sus eternos cobertizos.
Qué
hermoso recuerdo me llevo de estas humildes tierras pero bien
atendidas, casi con religioso esmero; porque la vida de estos
aldeanos norteños: solitarios, algo taciturnos y desconocedores del
Smog, es digna de todo reconocimiento y respeto. Probablemente, los
descendientes de estas gentes emigren hacia las grandes
concentraciones -no se les reprocha- pero cierto es también que este
natural paraíso que casi toco con mis manos es el ideal y el todo
para muchos españoles.
Se
nubla el cielo, comienza a llover, y lloviendo -ya de noche- se llega
a Santander. 8.30 pm.
Se
dice que siempre llueve en Santander.
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