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REMEMBRANZA EN SEMANA SANTA
PART III
EL CURA VS LOS COMUNISTAS
Por Manuel Prieres
“Con la expulsión de Cuba de cientos de religiosos, y la disposición del gobierno socialista de intervenir las escuelas y propiedades de la Iglesia, Los Escolapios no serían la excepción y el Padre Pastor -entonces- se dirige hacia la provincia de Camagüey con la esperanza de que en “el interior” (como se califica en Cuba a las
provincias orientales) la situación pudiera ser diferente; sin embargo, allí también hasta Los Escolapios de Camagüey había llegado el brazo de la revolución ahora llamada socialista. No quedando otra alternativa al atribulado pero batallador cura que presentarse en Santiago de Cuba y ponerse a las órdenes del arzobispo Pérez Serantes (el mismo obispo, cuando los sucesos del ataque al cuartel Moncada, que salvó la vida a Fidel Castro y algunos de sus hombres).
Como las Parroquias de Baracoa (la ciudad más al Oriente de Cuba fundada por Diego Velázquez) y Guantánamo se habían quedado sin sacerdotes por las razones ya conocidas del “Septiembre de la Herejía”, monseñor Serantes decidió enviar a Meurice y Pastor para que los fines de Semana, partiendo siempre desde Stgo. De Cuba, atendiesen las respectivas Parroquias. La encomienda “se las traía”, máxime cuando para llegar a la apartada Baracoa había que hacerlo por unos caminos intrincados y peligrosos.
De todos modos el Destino lo iba entretejiendo todo para que Pastor entrase en la vida de Guantánamo y en el corazón de sus pobladores.
Finalmente, para octubre de 1961, ya Pastor se queda definitivamente en Guantánamo. Sitio que con el tiempo llegaría a amar, y donde dejaría parte de su vida y salud.
Duros y difíciles primeros tiempos en Guantánamo donde había que organizar de arriba a abajo la Parroquia. Muy poca gente asistía a los oficios religiosos, excepto Dagoberto y sus amigos y algunas otras viejas devotas. La represión comunista, como Espada de Damócles, había ahuyentado a la feligresía. Y no era para menos ante aquella sistemática y siniestra política de los comunistas de mantener a todas horas turbas de milicianos frente a la Iglesia y al Curato profiriendo cuanta diatriba y epítetos tuviesen en el repertorio. Además de las postas de milicianos armados en las puertas de la Iglesia y el Curato.
Pero había más: Pastor tendría que en los primeros tiempos hacer frente a aquellos católicos, los más “perspicases” que no las tenían todas consigo con aquel cura que les había caido de fly. No descartaban la posibilidad de que fuera un comunista infiltrado, reacción extrema de algunos católicos que en cierto sentido era válida ya que la isla resultaba un pandemonuim AQUEL 1961.
“Por si las moscas” al padre Pastor le dio por colocar a la entrada de la iglesia, en un marco de madera, su nombramiento como párroco de la Iglesia Santa Catalina
de Ricci, firmado por el mismísimo Arzobispo Pérez Serantes.
Por varios meses las turbas milicianas permanecerían boicoteando los oficios religiosos con gritos, cánticos revolucionarios, hasta repiqueteando tamborés batá
en la improvisación de congas con que acallar las celebraciones que se realizaban en el interior del Templo. Realmente para los asistentes a los oficios aquello resultaba un suplicio porque no podían concentrarse; hasta el propio Pastor confrontaba dificultades para que le escuchasen los sermones, las homilias. Pero un día ¡reventó! Y ordenó a sus muchachos que subieran al campanario y tocaran las campanas lo mas estridente posible. Aquello en los días subsiguientes se habría de convertir en una guerra sonora entre católicos y comunistas...”
CONTINUARA...
Tomado del libro: “Senderos de Rocío y Sal” autor Manuel Prieres, paginas 426-427.
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