sábado, 14 de julio de 2012

GUANTANAMO EN OTRO 26




Guantánamo en  otro 26
Por Manuel Augusto Lemus Martinez
Su nombre aborigen fue Guatanavó proveniente de la acepción aruaca “río de la tierra” y se abrió a la vida y a la historia, multicultural y multilingüe. Se nutrió de sus sabias indígenas (las más autenticas, que perviven en el país, en la zona de Yateras), de las huestes conquistadoras de emigrantes europeos y de las desarraigadas etnias africanas trasplantadas forzosamente.  El siglo XIX le vio adquirir sus documentos de identidad y trazar su destino en la gesta redentora. La primera mitad del XX configuró definitivamente su estructura urbanista y perfiló su idiosincrasia. Guantánamo tierra por donde nace el sol, la que marca el uso del horario, en donde se encuentra la región más árida y más lluviosa del archipiélago, en donde existe la única frontera que Cuba padece. Posee su historia.
Desde el año 1948 la ciudad contó con una nueva red de acueductos, alcantarillado y drenaje, así como con la pavimentación de trescientas sesenta cuadras; siendo desde esa fecha una de las ciudades más modernas de Cuba.


El arquitecto Gaspar A. Atarés Faure, en su libro El ring de la arquitectura guantanamera afirma: “La década del 50 del pasado siglo fue notoria para esta ciudad, con el censo de 1953 pasa a ser la quinta ciudad del país, con un flujo extraordinario de personas de otras partes que venían movidas por el artificial desarrollo que daban los ingresos de la Base Naval yanqui, […]. La ciudad exigió un nivel de modernidad que estuviese, si no a tono con los principales centros del país, al menos que pudiese contar con ciertos mecanismos recreativos, financieros, comerciales que le permitieran parafrasear  lo que en esos centros urbanos sucedía” (1).
Las evidencias muestran ese “nivel de modernidad” en  una serie de construcciones que comienzan a transformar la tradicional imagen de la vivienda familiar en los nuevos conceptos habitacionales de los edificios de viviendas múltiples. Una docena de nuevas construcciones empiezan a copar los terrenos baldíos de la ciudad, e incluso se procede a la demolición de viejos inmuebles para acometer las nuevas obras. Entre los más representativos en la modalidad de combinar el edificio de apartamento con la instalación comercial se encuentra el popularmente conocido como “Lily Modas”, en Pedro A. Pérez y Bartolomé Masó, otros exponentes son el de Bernardo Rodríguez, en Calixto García y Prado, el del Dr. Antonio (Ñico) Moreno, en Prado entre Pedro A. Pérez y Martí, o el de María Macaria en Pedro A. Pérez casi esquina a Paseo. Entre los edificios  destinados a un uso estrictamente de viviendas y por sólo citar un ejemplo, fuera del casco histórico de la ciudad, esta el del Dr. Ángel Vargas en Cuartel entre Paseo y Jesús del Sol.
También la vivienda privada, concebida tradicionalmente como coto cerrado, se moderniza y adquiere otros niveles de funcionalidad y códigos estéticos. Un par de ejemplos bastan para ilustrarlo, la edificación de dos niveles en la esquina de las calles Martí y Narciso López  y  la casa de vivienda en Los Maceo y Donato Mármol de la familia Vernes-Brauet.
Entre las edificaciones comerciales se destaca la antigua mueblería Piriz, en Calixto García y Emilio Giró. Testimonio del auge constructivo de la década del 50 hoy pueden verse el inmueble de dos plantas que ocupan   las oficinas de Planificación Económica y CUBATABACO en la calle Los Maceos, edificado en 1953 por el arquitecto Alberto Ramírez, como almacén  y vivienda; el Telepunto de ETECSA, proyectado por José Leticio Salcines como nave comercial; y la actual sede del Sindicato Provincial, obra del arquitecto Miguel Alcolado igualmente concebido cono nave comercial.
El modelo del American way of live, en la arquitectura  del racionalismo en Guantánamo encontró exponentes y consumidores con el capital y los intereses de los nuevos códigos. En la década del cincuenta la ciudad se beneficia de la ejecutoria de arquitectos como  Joaquín Sebares, Juan Pérez Monte de Oca, Malaquías Pérez, Miguel Alcolado, y el ya consagrado José Leticio Salcines. Las autoras del libro Las huellas de un genio (2) dan testimonio de la incorporación de Salcines a esta tendencia y citan como exponentes a “el Sanatorio Beltrán Hill (actual Centro de Higiene y Epidemiología), ubicado en la manzana de las calles Cuartel y San Gregorio, entre 3 y 4 norte); la nave comercial y edificio multifamiliar (1956), ubicada en Calixto García esquina a Silverio Prado (actualmente ocupado en los bajos por CADECA); la nave comercial y edificio multifamiliar ubicado en Pedro A. Pérez entre Paseo y Narciso López; la Logia Esperanza (1955), ubicada en Carlos Manuel entre Carretera y Emilio Giró; la vivienda de Máximo Gómez (1956) entre 1 y 2 norte; la vivienda (1957) de la calle Francisco Aguilera entre Máximo Gómez y Luz Caballero; el panteón de la familia Salcines y el de la familia Creagh, y el Colegio Molina (1952) (hoy escuela José Miguel Aguayo), ubicada en Flor Crombet entre Carlos Manuel y Luz Caballero”.
A inicio del año 1953 el presupuesto municipal contempló la cifra de cinco mil pesos para la restauración del alumbrado del Parque José Martí y otros diez mil destinados para la ornamentación del mismo. En ese  espíritu de remodelación en el propio año fueron aprobados otros 20 mil para infraestructura. No obstante, la conclusión de las obras requirieron de otros 5 348.86 en 1954 por parte del Consistorio. Pero no fueron estas contribuciones las más apreciadas por el pueblo en su empeño de dotar a la ciudad del Guaso de un parque moderno y bello, sino las colectas  de las logias, las de los comerciantes y las del mismo hombre-mujer individual y único que sustrajo de su sustento esa moneda que hizo de ese parque el parque de todos.
(1): Atarés Faure, Gaspar A.: El ring de la arquitectura guantanamera. Guantánamo: El mar y la montaña, 2005. 122 págs.
(2): Donatién Vega, Ileana, Odalys Tablada Blanco de Anaya, Danae Lobaina  Gell y Eusebia Sánchez Abillud: Las huellas de un genio. Guantánamo; el mar y la montaña, 2010. 112 págs.
[Edificio de María Macaria]
[Lily Modas]
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Manuel Augusto Lemus Martínez nació en Guantánamo, Cuba.  Poeta y ensayista. Ha publicado las investigaciones Regino E. Boti (1991) y Cinco preguntas sobre el changüí (1992). Así como los libros de versos Tropismos (2005) y Cartas de Odio (2011). Su poesía aparece en las antologías Lenguas recurrentes (1982), Lauros (1989), Epigramas (1994) y Antología Cubana del Exilio (2011). Tanto su labor investigativa como su poesía están dispersas en diferentes publicaciones periódicas de Cuba, México, Estados Unidos y en esa nueva Biblioteca de Babel que arman las revistas electrónicas. Fue fundador y coeditor de Ediciones EntreRios,  editor de la revista electrónica La Peregrina Magazín y editor asistente, de la decana de las publicaciones hispanas en los Estados Unidos, Linden Lane Magazine.

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