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Nengra Doda:
Sé,
que a mi madre la ayudaste a ser madre.
Tus letanías extrañas me durmieron más de una vez,
y al empacharme... me sabías sobar como nadie.
Nengra Doda:
Vieja,
noche apacible... que haces el día
al amar el pedacito de carne que fuí.
DODA: recuerdo esclavo, madre bondad.
Eres la última estirpe del barracón,
del central cañero,
del machete Mambí enrojecido por las noches de manigua,
de pelea.
Nengra Doda, no cambies;
continúa siempre con esos rojos turbantes de tafetán
que guardan las inmortales pasas de tu cabeza;
sigue mascando ese cabo de tabaco
que tú misma cultivas en la cercana vega,
y ¡nunca dejes!
no dejes nunca
de cantar tus "nanas",
tus historias congas,
a esos niños de Virginia,
Niños de mi natal tierra.
Igual que me lo hacías... como me llegabas...
Prométemelo.
(Poema que aparece en el libro de Poemas "Desheredados" -Miami 1976-
autor Manuel Prieres)
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