PERO VAN A VER A LOS VAN VAN.

Unos "Vanvaneros" que asistieron a ver a los Van Van (Miami)

Por Esteban Fernández

ALGUNOS NO QUIEREN MORDER EL CORDOBÁN

(Pero van a ver a los Van Van)

Hace varios días vi por casualidad un programa de televisión llamado “¿Quién tiene la razón?”, dirigido por la conocida dominicana Dra. Nancy Álvarez. Me interesó mucho el tema porque se trataba de una abnegada señora cubana, ya entrada en años, que trabajando muy duro en los Estados Unidos le enviaba dinero a su hijo en Cuba y al fin logró sacarlo de aquel infierno y, ya aquí, le ha pagado con su ingratitud.

Hasta que presentaron a su zangandongo hijo todo lucía muy bonito. Desde que entró en escena me cayó mal. Y si hubiera sido un caso aislado el de este vago no me hubiera molestado tanto como que se trata de una situación muy común y corriente en este exilio distinto que nos toca vivir en la actualidad. Lo primero que dijo fue: “Estados Unidos no es lo que yo creía, en Cuba vivía mucho mejor que aquí y lo que quiero es regresar a mi país”. Inmediatamente, pasó a criticar a su pobre madre por “haberlo traído a EE.UU. engañado”. Yo lo montaría en un cohete para La Habana. ONE WAY.

Inicialmente pensé: “¿Está loco este tipo o qué? Yo hubiera querido cuando llegué a los Estados Unidos haber tenido aquí a mi madre que me brindara refugio en su casa y me hubiera dado comida y cariño”. Pero de eso nada, yo estaba solo, tenía menos de la mitad de la edad de este tipejo, y me fui para el Ejército Americano, donde me hice un hombre de bien.

Pero dejemos mi caso a un lado, lo que me llenó de ira fue acordarme de mis hermanos cubanos que llegaron a principios de los años 60’s, de los trabajos que pasaron y de las labores que realizaron para lograr triunfar en este país.

Cuando entrábamos a las cocinas de los Hoteles de Miami Beach para lavar platos, nos encontrábamos que nuestros compañeros de trabajo eran antiguos Magistrados del Tribunal Supremo de Cuba, abogados, médicos, ingenieros y hasta ex millonarios. Recuerdo un día que al pasar por mi lado un carrito de vender Ice Cream noté que el heladero era el famoso declamador cubano Jorge Raúl Guerrero. Sin complejo alguno.

Ahora algunos -no todos, desde luego- llegan y quieren, en menos de una semana, estar equiparados económicamente con los que llevan aquí cerca de medio siglo laborando arduamente, que estudiaron y revalidaron sus títulos. Los que vivimos en Los Ángeles nos acordamos mucho del brillante odontólogo Carlos Fernández, quien en esa etapa del exilio estaba en el Cementerio trabajando de sepulturero. Y en ese tiempo, nunca, jamás, never, escuché a nadie diciendo: “En la Cuba castrista yo estaba mejor”.

Todos estábamos de acuerdo en que trabajar duro en libertad es mejor que tener que obedecer a un tirano. ¿Saben ustedes lo que pasa? Que en la Cuba actual casi nadie trabaja, y los que trabajan tiran “tremendo majá”. ¿Trabajar para qué? Los sueldos son una miseria y la tiranía les brinda las migajas elementales para no morirse de hambre, que son menos que las que reciben los perros y gatos aquí. Pero se han acostumbrado y extrañan esa basura. Con esos vagos cuentan los Van Van para llenar sus conciertos. Allá y aquí.

¿Ustedes no han visto las películas de las calles en Cuba? Entre mil personas que veo deambulando, tomando cervezas, tocando tumbadoras y jugando dominó, sólo puedo notar a un par haciendo que trabajan…

Y cuando pisan Florida se topan con la realidad de que en esta nación “Hay que pinchar, hay que morder el cordobán, hay que camellar”. Aquí sólo triunfa el que “echa pa’lante”. En U.S.A. el maná no cae del cielo, pero no tenemos un “papá Fidel” que nos mantenga en la ignominia.

¡Le ronca el mango que con la fama que nos hemos ganado los cubanos de ser emprendedores y laboriosos, ahora constantemente tenemos que escuchar a compatriotas pregonando que “Ellos no vinieron aquí a romperse el lomo”! Menos mal que ese día la Dra. Nancy Álvarez y Miguel Ángel Masjuan le cantaron las 40 al manganzón...