miércoles, 15 de enero de 2014

LOS RECON CENTRADOS DEL ESCAMBRAY EN CIUDAD "SANDINO".



NARRACION DRAMATICA DE COMO LOS COMUNISTAS EN CUBA LE FABRICARON UN PUEBLO QUE LLAMARON "CIUDAD SANDINO" A LOS FAMILIARES DE LOS ALZADOS DEL ESCAMBRAY EN PINAR DEL RIO. EMULANDO A LA RECONCENTRACION DE WEYLER.

Cautivos
Por Fernando M. Calzadilla Esta no es una historia biográfica, histórica, o de un rebuscado estilo periodístico, es una simple historia de vida. No se escribe buscando un Púlitzer, se escribe para que las futuras generaciones conozcan de algo que sucedió en las entrañas de esta tierra de libertad y derechos, donde no se respetan los unos ni los otros. Todo lo que aquí cuento sucedió en un momento triste de nuestra historia nacional, que por oscuras razones se ha ocultado tras el velo de los nombres altisonantes y las leyendas fabricadas a beneficio de los que escriben la historia en toda guerra, los vencedores.
Resulta que durante los primeros años de la revolución, y cuando comenzaban a tomarse las primeras medidas que mostraban el verdadero rumbo que le daba el timonel al barco cubano, muchos combatientes rebeldes entre los que se encontraban los comandantes Plinio Prieto, Morgan y otros que dejaron primero su sangre por la gesta libertadora, ahora perdían la vida por no estar de acuerdo con aquello que se pretendía hacer a su pueblo. Muchos volvieron al camino que creían mejor y más factible, las armas. Antiguos militares, rebeldes y campesinos de la zona central del país se unieron en el macizo montañoso del Escambray para acabar con el régimen de oprobio que comenzaba bañando en una marea roja y de venganzas a la nueva sociedad que ellos ayudaron a crear. Hombres que un día trabajaban su tierra, al otro día eran los nuevos combatientes del Escambray.

Así comenzó la cacería humana más grande que haya sucedido en la isla, la llamaron Lucha Contra Bandidos o Limpia del Escambray, nombres por los que se conoció esta guerra chiquita en que se afianzaba el poder surgente y se daría la lección a aquellos que pretendieran en un futuro repetir la arriesgada aventura. Cientos de hombres fueron detenidos, juzgados y sancionados por delitos contra la seguridad del estado en juicios sumarios populares, muchos de estos procesos terminaron con penas de muerte para los reos, otros con condenas de veinte a treinta años de prisión, en lo que seria el naciente presidio político cubano. En poco tiempo oficiales como Tomaseviche y Denis, acabaron con los focos de resistencia y redujeron todos los efectivos que operaban en la zona, unos en enfrentamientos directos, otros por la acción de agentes encubiertos como Alberto Delgado Delgado, conocido por el hombre de Maisinicú, que por medio de su actuar logro engañar a varios de los principales lideres del movimiento, los que pensaban ir a EU y en realidad fueron entregados al G-2.Estas operaciones militares y de inteligencia trajo consigo la detención y confinamiento o la muerte en combate de todos los efectivos que operaban en las montañas centrales del país.

En el fatídico año 1972 todos los prisioneros que se encontraban recluidos en el centro de la Isla, fueron conducidos en un enorme tren, fuertemente custodiado por militares, a la distante zona de Pinar del Río, la provincia conocida por la cenicienta de Cuba, por las pésimas condiciones en que se encontró siempre. Cuentan los protagonistas de este viaje, que el hacinamiento era algo insoportable, todas las necesidades debían hacerse en el tren y no se podía hablar, mucho menos pensar en protestar por lo incomodo del viaje. Una vez llegaron al extremo más occidental de la isla, al lugar que hoy se llama ciudad Sandino, fueron alojados en albergues preparados para recluir a cientos de desterrados. Entre los años 1972 y 1973, comenzaron a crearse los campamentos de San Carlos, La Coronela y el del Negrito, bases operativas para la construcción de los poblados de Ramón Mario LopezPeña y Antonio Briones Montoto, que unido a Sandino albergarían en un futuro próximo a las familias de estos presos. Estos campamentos de trabajo forzado, fueron como vivir en el purgatorio. Plagas de insectos, escasez de alimentos, represión, maltratos por parte de los cuidadores y de algunos presos que vendieron su alma al diablo y servían de chivatos a las autoridades en busca de prebendas y mejoras. Lo peor de todo era la separación forzada de la familia, los hijos, ancianos, esposas, todo abandonado y las propiedades decomisadas por el INRA, sin recursos, y sin la mano del hombre de la casa, aún no se explican como pudieron sobrevivir a este periodo turbulento.

Recuerdan todavía como en el año 1975, los vecinos de la zona de Condado, La Sierrita, Cumanayagua, Trinidad y otras cercanas a las montañas, fueron citados a ir al poblado de Fomento y Cumanayagua y una vez allí, un cerco de guardias armados los condujo a un tren de más de 25 vagones, en el que viajarían familias y equipajes reducidos, rumbo a los remotos parajes para inaugurar los pueblos en donde después de tres largos años se reunirían por fin con sus esposos y padres. Dos días de viaje ininterrumpido, conducidos por guardias de MININT y supervisados por el G-2. Fueron quedando las familias por todo el trayecto, unos en López Peña, otros en Briones Montoto y el resto fue conducido a Sandino. Una nueva vida comenzaría entonces para aquellas personas, muchas de las cuales tenían un solo delito, haber quedado en el área de operaciones, o haber brindado ayuda a un familiar o amigo que pensaba diferente al gobierno imperante, pero al fin ellos solo eran campesinos y no políticos y para los hombres de la tierra, eso y la familia son lo primero. Aunque vivían en familia, estas personas aún tenían en sus hombros el peso de largas condenas políticas, y eso no se olvidaba, para ellos el poblado no era más que un nuevo tipo de prisión, en el que se les permitía tener cerca de la familia, pero siempre controlados por el DOP (Departamento de Orden Público) y la atenta mirada del G-2. Las fuerzas productivas tenían que trabajar en labores agrícolas y fundamentalmente en la construcción de escuelas en el campo y la ampliación de la comunidad, la que recibiría otros dos traslados desde el centro del país y uno de la zona de viñales, en Pinar del Rió. Los hijos de estos presos, fueron mandados a estudiar a más de 150 Km. de su lugar de residencia, a la zona de Sandino, y orientados o no, el trato que recibían de los profesores no era igual al de los demás estudiantes, nunca dejaron de ser los hijos de villareños, y esto influyó a la hora de las carreras, los avales y los puestos, nadie quería mezclarse con estos elementos que intentaron arrebatarle las conquistas alcanzadas, el trato con uno de estos estudiantes o trabajadores, era considerado un delito, se llego hasta evitar que los hijos de los residentes en las zonas vecinas a estos poblados, contrajeran matrimonio con los desterrados, ya que a la hora de pedir una ubicación ventajosa influiría negativamente en el proceso de aceptación.

Esta comunidad de villareños, recuerdo que eran personas calladas, pero amistosas, trabajadoras y muy de su casa, como lo son los hombres humildes y de campo. El poblado de Briones, ha pasado por varias etapas, difíciles muchas de ellas, durante los 90, fue objeto de varios hechos de protesta cívica, manifiesta en la escritura de carteles antigubernamentales, que en más de una ocasión agitaba a los oficiales de la Seguridad del Estado, y es que el tiempo pasaba, pero la llama seguía allí. Los 90 fueron tiempos difíciles, más aún para un poblado distante de la ciudad y con características tan especiales, el transporte fue toda una odisea, un tractor tirando de dos ómnibus sin motor que era conocido por el Tracto bus y demoraba cuatro horas en recorrer 25 Km. hasta la
ciudad cabecera, los alimentos escasearon, la ropa, todo se puso muy serio. Fue por esta fecha en que comenzó el éxodo, cansados de sufrir tantas penas y viendo que la solución era lejana, decidieron muchos morir exiliados, pero libres y haciendo sus maletas partieron a otras tierras de sueños y democracia. El poblado es el mismo de hace treinta y cuatro años, las calles asfaltadas sustituyeron los terraplenes, muchos edificios aun conservan inscripciones y la pintura de la fecha, la vieja tienda de ropas hoy funeraria aún sigue en pie, solo la gente no es la misma, unos han marchado al exilio, otros no resistiendo la nostalgia regresaron a su terruño para reposar sus huesos bajo la tierra que los vio nacer y sufrir. Sin embargo hay muchos recuerdos en este pueblo, muchos nombres y muchas historias; la del
Capitán rebelde Jubiel, que no quiso servir a quien no quería y se volvió a alzar en armas, y aunque combatió poco tiempo, lo juzgaron sin mirar atrás. Otros nombres vienen a la mente; Francisco pata de palo, un legendario combatiente que una ráfaga le causo la amputación de uno de sus pies, Félix Vera el mocho, otro mutilado, Lázaro Liz Escalante, Higinio Prieto, Juan de Mata Reguera, Fernando Beltrán, Julio Arbolae, Juana Olivera, José Valladares, Amparo Niebla, Pedro León, y otros cientos que el tiempo va borrando de la memoria los nombres, pero el recuerdo sigue vivo, presente en sus retoños que aún viven aquí, floreciendo cada día con el sol, llegando con la luz que alcanza a todos por igual, porque al fin y al cabo, ahora que lo veo bien, la diferencia entre este pueblo cautivo y toda la isla no es mucha.

por Fernando Martínez Calzadilla en 8:53

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