Batista: Censura de prensa o cancelación de permisos de transmisión
Enviado por ei en marzo 23, 2015 – 10:12 am
Raúl Acosta Rubio
El deterioro del gobierno había forzado a la prensa en general a demostrar, cada día con mayor fuerza, su matiz opositor. Diarios, revistas, estaciones de radio y televisión parecían voceros de la Sierra Maestra.
CMQ, por ejemplo, atacaba fuertemente al gobierno; igual lo hacía el semanario Bohemia, constituyéndose en voceros de la subversión. Muy pocos medios de comunicación social se marginaron de aquella competencia por atacar al gobierno.
Tanto las frecuencias de las estaciones de radio como las de TV eran, según la ley, propiedad del Estado. Este podía, en cualquier momento, y obrando con toda legalidad, cancelar el permiso de trasmisión. Pero Batista no utilizó, en ningún momento, aquel recurso. Y para detener el barraje periodístico en su contra, determinó establecer la censura de prensa, cometiendo, a mi juicio, gravísimo error. Había, no hay dudas, otros medios menos escandalosos, y nada peligrosos, para acallar la prensa.
Cuando conocí que la censura había sido establecida, y la cual podía en parte justificarse ante la acción rebelde, fui inmediatamente a conversar con el Presidente, exponiéndole argumentos de peso contra aquella medida que venía, indudablemente, a empeorar la imagen del gobierno.
Le sugerí al Presidente convocar en el Ministerio de Comunicaciones a los beneficiarios de las frecuencias de TV y radio, cada uno separadamente del otro, e informarles el peligro que corrían de que el gobierno les cancelase el permiso de transmisión, lo que estaba dispuesto a hacer para asegurar la permanencia del régimen.
Para razonar aquella medida por mí propuesta, expliqué al Presidente, después de citar a todos y cada uno de los dueños de las plantas emisoras, que ellos no eran patriotas, sino comerciantes, y que aceptarían un cambio de actitud antes que la pérdida de los altos beneficios que venían obteniendo. De otra parte, el Estado tenía la puerta legal abierta para dictar aquella medida, y bastaría, alegué a Batista, que cancelemos el permiso a una planta cualquiera del interior del país, para que los grandes negocios de radio y televisión se convencieran de que les cerraríamos sus fuentes jugosas de ingresos. (Raúl Acosta Rubio “Cuba: Todos somos culpables”. ALERTA #8. Pag.9 (Fragmento) –Transcrito para la edición digital por Emilio Ichikawa)
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