ZOE VALDES ESCRIBE SOBRE EL REGRESO DE RAUDEL DEL "ESCUADRON" A CUBA.
Yo no sabía que estaba en Ecuador, o sea que la salida no se hizo pública del mismo modo que se hace ahora público su regreso. O yo estaba despistada. Ahora ¿cómo se puede cantar en contra del régimen de la manera en la que lo ha hecho y que lo dejen salir y entrar, cuando eso no ocurre con otros?
Por otro lado, me parece muy bien que viaje, que luche su baro y su yuca, y espero que sus proyectos se hagan realidad.
Con lo que no estoy de acuerdo es con la reconciliación, como si yo me hubiera peleado con alguien, y chirrín chirrán. Mi exilio me fue impuesto y no me voy a reconciliar con los dictadores ni con nadie que los represente, llámense como se llamen, y tengan el rostro que tengan.
En cuanto al exilio, no tiene una sola cara, es un castigo, pero también es un alivio, y nos conduce a enriquecernos mucho más, a conocer verdaderamente la libertad. Mi exilio no me desconectó de mi realidad ni de mi vida ni de mi historia ni de mi familia, al contrario, mis raíces están cada vez más firmes, solo que se han extendido y han aportado muchísimo a este país donde vivo.
En cuanto a lo que se dice de los cubanos del exilio. ¿Cómo se puede desmitificar algo, que se dice en relación a uno cuando lo dice y divulga la propia dictadura? Que la dictadura y sus lacayos me consideren no cubana me importa un bledo. Yo no le doy a ellos ni la más mínima credibilidad. Para mí no existen, ellos sí que no son cubanos, porque han traicionado a Cuba porque la han destruído, han asesinado, han torturado, han perseguido, han acabado con todo. Han acabado con la vergüenza, con la dignidad, y han creado una generación mentirosa, que ha nacido con el cuchillo entre los dientes, que se aprovecha de todo y de lo que se les ponga por delante, y que mienten e intentan cogernos de bobos o de mingos.
Pero aquí nadie tiene de bobo ni de mingo. Así que a partir de ahora, a mí ¡plím y agilen! Lo que es una pena que cojan a las Damas de Blanco, a los periodistas serios y a los luchadores reales como Antúnez para sus cosas, sus relajitos, y su vaciladera.
Lloré con Decadencia. Pero como cantó esa gran exiliada que fue La Lupe: “Yo no lloro más, y si se quiere ir que se vaya”. Yo no lloro más y si quiere regresar, que regrese.
Y no me vengan a tapar la boca que aquí todo el mundo tiene derecho a la palabra. Se llama libertad de expresión.
Zoé Valdés.
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