EL TITULO ARRIBA ES COSECHA DE VILLA... NO TIENE NADA QUE VER CON EL ARTICULO DE MICHEL SUAREZ
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Escrito por Michel Suárez
Martes 10 de Noviembre de 2009 22:35
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Varios integrantes de la Charanga Habanera, el domingo 8 de noviembre de 2009 en el Florida Park, Madrid. Michel Suárez
¿Qué anima a más de un millar de emigrados a bailar y corear hasta el éxtasis la canción de moda permitida por el régimen?
Martes 10 de Noviembre de 2009 22:35
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Varios integrantes de la Charanga Habanera, el domingo 8 de noviembre de 2009 en el Florida Park, Madrid. Michel Suárez
¿Qué anima a más de un millar de emigrados a bailar y corear hasta el éxtasis la canción de moda permitida por el régimen?
Este domingo, en el Florida Park de Madrid, con un lleno a reventar (más público que con Issac Delgado), David Calzado y la Charanga Habanera provocaron el delirio de unos 1.300 asistentes, según los organizadores.
A mitad de espectáculo, Calzado presentó Gozando en La Habana, "el tema número uno de Cuba, el que tiene a todo el mundo pensando". Y se hizo la apoteosis del masoquismo cuando la sala en pleno coreó junto a la orquesta: "…Y tú llorando en Miami, y yo gozando en La Habana".
Saltaron las banderas cubanas, desde el público y desde el escenario. La quintaesencia del patrioterismo, pero en versión madrileña. Los espectadores, en su inmensa mayoría emigrados, a los que se les expolia en los consulados y aeropuertos cubanos; los que sólo pueden viajar por 30 días a su país; los que perdieron sus propiedades tras "quedarse", encomiaron unánimemente la performance.
El mayor aplauso de la noche para el mayor insulto, en un tema tan sensible como el de la emigración. ¿Masoquismo en estado puro? Quizás. O sintomático de buena parte de la emigración cubana de ultimísima generación: profesionales "quedados" que no desean más conflictos en sus vidas, jineteros y jineteras entrenados en el don del descaro. También gente decente —posiblemente, la mayoría—, pero sin compromiso público con los problemas del país que dejaron atrás. No son todos los que están ni están todos los que son; sin embargo, el espectáculo fue grotesco.
Quienes defienden la canción argumentan su inocuidad política: se trata de un músico que deja a su novia por irse a Miami en busca de éxito; pero el mensaje demuele y manipula, sobre todo en las circunstancias actuales: las restricciones migratorias del régimen no dan señales de relajación, lo cual supone un grave problema para las familias separadas.
Después del espectáculo, le dije a Manolín, El Médico de la Salsa (invitado al concierto), que Gozando en La Habana era muy diferente a El Puente, aquella canción suya, que hablaba de una conciliación sobre el problema Miami-La Habana. "Estoy de acuerdo", me respondió. "Por eso estoy preparando la respuesta a la Charanga Habanera. Se llamará Y yo gozando en Madrid".
David Calzado está en todo su derecho a componer libremente y a plantear lo que estime conveniente. Lo sorprendente es la reacción del público ante un asunto que, en teoría, le afecta directamente.
El resto del concierto fue un auténtico espectáculo visual. Cinco cantantes desbordados de energía, expertos en cintura y metrosexualidad (algunos con buenas condiciones vocales). Y una sexta voz, la de David Calzado, que sigue al pie de la letra el intrusismo puesto de moda en los años noventa por ese magnífico instrumentista y arreglista que responde al nombre de José Luis Cortés.
Auque es evidente la adhesión de la Charanga Habanera a la corruptela arrasadora del reguetón, en sus más diversas variantes, es un hecho consumado que hoy por hoy se conserva como una magnífica superviviente de la tendencia "hipersalsa" de los años noventa, aquella época en la que se enrollaron el tembleque y el período especial.
Por último, y pese a lo dicho, se agradece que varias empresas, organizadas por jóvenes cubanos, participen en la expansión de la actualmente alicaída música popular nacional (desde el punto de vista comercial). La compañía
se ha propuesto hacer del Florida Park un nuevo emporio de la música cubana en España, lo cual también es una buena noticia para los que "sufren" por no estar en la Isla, según asegura el hit de David Calzado
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