DOCUMENTO: Carta a C.A. Montaner de un colega de la Universidad de La Habana
“Querido Carlos Alberto –dice–, no creas que aquí compartimos la indignación oficial por la condena al gobierno cubano aprobada por el Parlamento Europeo. Por el contrario: la mayor parte de los profesores, y supongo que muchos estudiantes, están indignados por la manera cruel, estúpida y arrogante con que el gobierno manejó la crisis provocada por la muerte de Tamayo Zapata y ahora se enfrenta al reto de “Coco” Fariñas. Muchos de nosotros, con edad suficiente, no olvidamos los ataques del gobierno cubano a Margaret Thatcher cuando hace varias décadas los británicos dejaron morir de hambre a varios irlandeses independentistas. Creo que hasta Fidel lo mencionó en uno de sus discursos más apasionados.
Tampoco creas que lamentamos el tono del documento del Parlamento Europeo y el abrumador respaldo que le dieron todas las fuerzas políticas, desde la derecha hasta la socialdemocracia. No lo vemos como un texto anticubano, sino procubano. En gran medida, ese texto beneficia y respalda a todos los que nos consideramos reformistas. A todos los que llevamos años afirmando que la mejor manera de defender la revolución es cambiando de raíz todo lo que deba ser cambiado, aunque para eso tengamos que descartar los dogmas y sustituir el lenguaje que llevamos cincuenta años utilizando.
Seguramente el gobierno comenzará las movilizaciones para “rechazar dignamente la injerencia imperialista”, y no te extrañe que veas algunos nombres al pie de documentos que nos veremos obligados a firmar, pero esa ceremonia, como sabemos todos, forma es puramente ritual. La verdad es que nos alegramos profundamente de que el Parlamento Europeo haya dicho lo que muchos de nosotros creemos y no podemos manifestar. Ojalá eso impulse la reforma que todos esperábamos y que Raúl no se atreve a hacer.
Gracias por el libro tuyo que me trajo … También la autobiografía de Juanita Castro. La encontré muy interesante. No sabía que tú eras el prologuista. Aquí nos pasamos de mano en mano el último libro de Rafa Rojas. Extraordinario. Sospecho que su hermano, aunque es un duro, se siente orgulloso. O se siente celoso. No sé. Cada vez que lo veo trato de adivinar qué es lo que piensa, pero si hay algo difícil en este país es precisamente eso: saber qué es lo que está pensando el otro.
Me despido con un abrazo. No creo que vuelva por España en mucho tiempo. A lo mejor pronto las cosas han cambiado tanto en el país quetú puedes viajar a visitarnos”.
G
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